Posada en la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes, en la colonia Tanlum (Foto Grillo Porteño)
Posada en la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes, en la colonia Tanlum, que se llevó al cabo ayer (Foto José Sierra Herrera)

ROMA, 19 de diciembre de 2013 (Zenit.org).- La Conferencia Episcopal de México (CEM) ha invitado a vivir plenamente el tiempo de las “posadas” para que sean un momento de fraternidad y de encuentro con Dios. La nota enviada a la Agencia Fides señala que las “Posadas 2014” según la tradición mexicana se celebran del 16 al 24 de diciembre. El secretario general de la Conferencia Episcopal, el obispo auxiliar de Puebla Su Exc. Mons. Eugenio Lira, recordando que tienen un significado “profundo y precioso”, pide que sean recuperadas y vividas en comunión.

Las Posadas son fiestas populares que se celebran en México, Guatemala, El Salvador y Panamá durante los nueve días antes de la Navidad, es decir, del 16 al 24 de diciembre. Estas fiestas recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.

A este novenario es usual que se le agreguen una serie de tradiciones y celebraciones no religiosas. En Colombia, Ecuador y Venezuela se celebra la Novena de Aguinaldos, fiesta religiosa muy similar.

Al cantar “Ya se va María muy desconsolada… ya se va José con su Esposa amada, porque en esta casa no les dan posada…”, hemos de reflexionar sobre la dureza de corazón que sigue manteniendo las puertas cerradas a Jesús que viene a nosotros en la persona del pobre, indicó el arzobispo de Morelia Alberto Suárez Inda.

El arzobispo de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello precisó: “Las posadas nos invitan a abrirnos a los demás, nos estimulan a compartir, a convivir y alegrarnos juntos; hay disponibilidad de hacer algo bueno por los demás y de hacerlo con otros; se crea un ambiente de acogida y familiar donde todos caben, donde conviven niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos; sus expresiones fortalecen la relación entre familias, compañeros, barrios y comunidades. Las posadas mueven y atraen porque de manera sencilla y concreta responden a necesidades profundas del corazón humano”.

Según algunos historiadores, en 1587 el Papa Sixto V autorizó la celebración en la “Nueva España” de unas misas en preparación a la Navidad, las cuales se llevaban a cabo del 16 al 24 de diciembre dentro de los atrios de las iglesias (o del patio). Al final de la Misa, se realizaba una verbena y se representaban escenas de la Navidad. El objetivo era evangelizar a los indígenas. Con el pasar del tiempo se han establecido tres momentos bien precisos: la oración (a veces el Rosario); una pequeña procesión durante la cual la gente (sobre todo los más pequeños) piden “posada”, es decir buscan alojamientos como María y José, llamando a las casas que encuentran a lo largo del camino, mientras la gente canta himnos religiosos o natalicios; por último el tercer momento es la llegada de la procesión al lugar de la fiesta, donde se come y se juega a romper la “piñata”.

Las siete puntas de la piñata representan cada uno de los pecados capitales (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza). Los colores vistosos significan lo atractivo que puede parecer el pecado. Vendar los ojos es dejarse guiar por la fe. El palo representa al Evangelio, con el que se destruye al pecado. Los participantes que orientan hacia dónde hay que dar el golpe, representan a la Iglesia. La fruta simboliza la gracia de Dios derramada al destruir el pecado, es decir, al romper la piñata.

Los obispos mexicanos invitan a vivir también hoy las posadas según el espíritu con el que fueron creadas, “como un momento de encuentro con Dios y de sana convivencia con la familia, los amigos y los vecinos, que nos lleve a vivir más unidos en el amor, que es comprensión, justicia, servicio, solidaridad, perdón y reconciliación”.