MÉRIDA.- Esta columna designa como político del año al diputado local Francisco Torres Rivas, quien demostró ser una persona carismática y puso a temblar a la jerarquía priista, pues su popularidad arrasó con el impuesto como presidente  estatal del PRI Carlos Pavón Flores, a quien hizo ver muy mal, porque lo opacó totalmente.

La asamblea del consejo político del PRI dejó en claro que el popular y con el que la gente estaba era “Panchito”, en una demostración de popularidad que hacía mucho no se veía dentro del tricolor y que puso en aprietos a los “jefes” tricolores, pues vieron que su alfil no levantaba.

En 2013 no hubo otro político tricolor que realizara tal demostración de arrastre y que demostrara una popularidad amplia.

En 2012, durante las elecciones, muchos consideraban a “Panchito” una víctima del PAN y de su candidato “El Negro” Gutiérrez Machado, pero el ahora diputado demostró carisma, se hizo popular rápidamente y venció en el distrito I.

A partir de su triunfo, su popularidad se ha elevado a un grado tal que dentro del PRI muchos dicen en voz baja, por eso de que las paredes oyen y por temor a represalias, que “Panchito” debió ser el presidente estatal del PRI.

Aunque la disciplina partidista se impuso, eso no bastó para frenar e impedir la demostración de carisma y popularidad de “Panchito”.

Por el contrario, esta columna designa como los peores políticos del año a Carlos Pavón Flores y a Carlos Sobrino Argáez, dos políticos sin carisma, acartonados y grises, carentes de popularidad y de “pegue” con la gente.

Debimos nombrar al peor político del año, pero, en honor a la justicia, tuvimos que nombrar a estos dos, ya que hicieron lo suficiente para merecer esta designación.

Carlos Pavón fue impuesto como presidente estatal del PRI, pero pasó por un cáliz muy amargo, ya que su nulo carisma y su impopularidad fueron exhibidos totalmente por “Panchito”, en algo que hacía muchos años no se veía en el tricolor.

La designación llegó y Pavón Flores fue por “unidad”, esa que en el PRI sólo se sustenta en la disciplina partidista. Realizó giras de proselitismo, pero el ánimo no creció a su favor al grado que en su entronización, y por culpa de Ivonne Ortega y César Camacho, que retrasaron el evento tres horas, la gente lo dejó con un palmo en las narices, pues abandonó el Siglo XXI.

A su vez, Carlos Sobrino Argáez, subsecretario de política del gobierno estatal, se ha caracterizado por su incapacidad para manejar la política oficial. Se le acusa de ser grosero, prepotente y de haberle complicado al gobernador su buena imagen y de complicarle el escenario al mandatario estatal, pues no es capaz de resolver los conflictos.

También se dice que, a fin de querer demostrar oficio y habilidad política crea conflictos ficticios, para luego resolverlos y aparecer como capaz y hábil. Muchos alcaldes se han quejado de la forma prepotente en que los trata, contrario a la forma afable y cordial del gobernador Rolando Zapata.

Muchos priistas dicen que está en el cargo a pesar de su manifiesta incapacidad, debido a que es cuota de su papá Carlos Sobrino Sierra, quien lo colocó como parte de la cuota que le corresponde dentro del PRI.

Esta columna designa, por merecimientos propios, a Carlos Sobrino y a Carlos Pavón como los peores políticos de 2013.