MÉRIDA.- La pasada sesión solemne de Cabildo, con la que se conmemoró el 472 aniversario de la fundación de Mérida, estuvo llena de mensajes tanto explícitos como implícitos.

El ya conocido investigador de la Uady, Luis Ramírez Carrillo, ampliamente recordado por su columna sobre el “zangoloteo y caderas anchas” de Ivonne Ortega, demostró que nunca había asistido a una sesión solemne de Cabildo, pues prácticamente dio una especie de “cátedra” de historia, como si estuviera dando clase, lo que provocó bostezos hasta de los propios panistas.

Al emular al INEGI comenzó a dar cientos de cifras, pero las que más llamaron la atención fueron las que se refirieron a la pobreza en Mérida, ya que dio a entender que las políticas públicas no han dado resultado.

El investigador pro panista leyó: “Si bien tenemos una ciudad con menos pobres, la vulnerabilidad de los que ya no lo son sigue siendo alta, y las mayores carencias de la ciudad corresponden a la población que no tiene seguridad social, que es el 41% (41.4%) de los meridanos, ni acceso a servicios de salud, que son el 21% (20.8%)”.

Los datos duros golpearon al director municipal de Desarrollo Social, Salvador Vitelli Macías, responsable de la lucha contra la pobreza en Mérida, quien al finalizar la sesión solemne corrió “como alma que lleva el diablo”, para no dar la cara a los reporteros que cubrieron el evento.

Afecto de no dar entrevistas a la prensa, en esta ocasión Vitelli no sintió lo duro sino lo tupido ante tantas cifras que afirmaban lo que todos (sin ser investigadores) sabemos: que la pobreza en Mérida está imparable.

Y es que esos datos se comprenden perfectamente cuando escuchamos que la Dirección de Desarrollo Social de la Comuna está más preocupada en organizar “Spas”, como lo es el “Spamamá”, que en luchar contra la pobreza y el analfabetismo.

Lejos de contar con programas públicos que fomenten la educación, el desarrollo personal, el empleo, el emprendurismo, Vitelli se han encargado de utilizar políticamente para su beneficio personal los recursos del pueblo, tanto municipales como federales, pues hasta el Ramo 33 jinetea.

Y para colmo de males, da prioridad a programas banales y superficiales (pero que pueden ser populares) como el “Spamamá” por encima de aspectos más importantes.

¿O acaso piensan que a través de un masaje o un manicure se puede apoyar a una familia necesitada?

Por ello, Vitelli prácticamente huyó después de la sesión solemne del Cabildo, porque es obvio que de ser abordado por la prensa jamás corregiría las aseveraciones de tan “prestigiado” investigador, quien es uno de los consentidos de los panistas.

En esta sesión estuvieron presentes toda clase de representantes populares, como diputados locales (solamente del PAN, ninguno del PRI, con excepción de Luis Echeverría Navarro, quien asistió en representación de Luis Hevia Jiménez, presidente del Congreso del Estado).

También estuvo la senadora por azares del destino, Rosa Adriana Díaz Lizama, y su compañero de bancada Daniel Ávila Ruíz.

No podían faltar los diputados federales Sergio Chan Lugo, la autoexiliada Beatriz Zavala Peniche y el suspirante Raúl Paz. Faltó la ex regidora y diputada federal (también por azares del destino) Cinthya Valladares Couoh, quien a pesar de ser de Mérida prefirió no asistir al evento.

La que hizo el ridículo sin estar fue la regidora priísta Marisol Gómez García, quien seguramente tuvo cosas más importantes que hacer que cumplir con su obligación, que es estar presente en la sesión solemne de Cabildo.

Seguramente Víctor Caballero (quien acudió en representación del gobernador Rolando Zapata Bello) tomó nota de la responsabilidad de la edil.