MÉRIDA.- Aunque son numerosas las cantinas y bares en donde las meseras alternan con los clientes, los escándalos y conflictos graves son pocos en la ciudad y en especial se dan en las cantinas que rodean a los mercados Lucas de Gálvez y San Benito, donde siempre hay líos y se detienen a parroquianos y meseras.
A pesar de que la ley prohíbe la alternancia entre las mujeres que son meseras y los clientes, en la práctica esta situación se da en muchos de los poco más de 100 bares y cantinas, donde las “fichas” de las meseras valen de 60 a $120 pesos, por una cerveza o por un compuesto de ron o vodka.

De acuerdo con el jefe del departamento de Espectáculos de la Comuna, Roberto Acevedo Acosta, a pesar del alto número de bares y cantinas, la ciudad de Mérida tiene un gran nivel de seguridad, lo que da como resultado que en esos establecimientos no haya conflictos graves.

El departamento de Espectáculos depende de la Dirección de Gobernación, que está a cargo de Lisette Mimenza Herrera, ex regidora en la administración municipal anterior, que presidió el PRI.bar

El entrevistado dijo que la tranquilidad también se debe a que los dueños o encargados de esos negocios llaman a la policía cuando se da algún problema en el interior del mismo, ya que no quieren tener líos con las autoridades y menos que les clausuren su cantina o bar.

Según datos aportados por el funcionario municipal, en Mérida hay registrados unos 500 negocios que venden bebidas embriagantes, ubicados en los rubros de restaurantes, restaurantes-bar, cantinas y bares.

El entrevistado dijo que de estos 500 negocios por lo menos el 20 por ciento, es decir cien, es de cantinas y bares, distribuidos a lo largo y ancho de la ciudad.

Preguntado sobre la seguridad en esos establecimientos, Roberto Acevedo dijo que son seguros y tranquilos, ya que los dueños quieren conservar y a traer a más clientes, de modo que evitan líos para mantener una buena reputación.

Respecto a la alternancia de las meseras con los clientes a los que “fichan”, el entrevistado dijo que está prohibido y que los inspectores vigilan que se cumpla la ley, aunque en los hechos la alternancia se da.

El funcionario, quien repite en el cargo por segunda vez, pues lo ocupó en la administración de César Bojórquez Zapata, dice que las cantinas o bares del centro deben cambiar para que les vaya bien.

Puso como ejemplo al tradicional Bar la Negrita, al cual durante muchos años frecuentaban algunos políticos de la viega guardia como el extinto priista y luego perredista José Toraya Baqueiro y el veterano panista Benito Rosel Isaac.bar 1

“La Negrita se transformó y cambió su decoración y su ambientación, lo que gusta a mucha gente que lo frecuenta ahora”, precisó.

Acevedo Acosta dijo que a otro que le va bien es a la Casita de Paja, que innovó e hizo cambios en su menú de bebidas y creó el famoso “chivo” (cerveza puesta en botellas cortadas de licores que llevan más que una “media”).

Finalmente, dijo que a los bares del centro a los que les va bien son a los que se ubican cerca de paraderos de taxis o autobuses, de modo que hay un flujo constante de personas.