Francisco Brito Herrera, director del Cereso de Mérida (grillo porteño)
Francisco Brito Herrera, director del Cereso de Mérida (grillo porteño)

MÉRIDA.- En el penal meridano todo se mueve con dinero, de modo que los presos de lana no son puestos en los módulos con los demás, sino que se quedan en la sala de juntas, ubicada entre la cocina y la dirección del penal.
Estos presos utilizan celulares, internet y demás comodidades, entre ella buena comida que les preparan, ya que no comen el llamado “rancho”, que se prepara para todos los demás prisioneros que no tienen dinero para pagar las “comodidades” que ofrecen en el Cereso.
La semana pasada publicamos que el Cereso meridano es una fuente de corrupción y de actividades ilícitas, donde se realiza una intensa actividad delictiva de todo tipo, como venta de drogas, entrada de prostitutas, agiotismo del 200% semanal y cobros a presos “de categoría”, para que estén en lugares privilegiados, actividades que dejan millonarias ganancias. (http://www.grilloporteno.com/el-cereso-meridano-fuente-de-corrupcion-y-de-actividades-ilicitas/)
Además, a los presos que pueden pagarlo, se les permite que usen sin alguna restricción el internet, desde donde se conectan a páginas que buscan mujeres, a las que contactan y luego las pasan al penal como sus concubinas.
Desde hace 18 años, el director del penal es Francisco Brito Herrera, a quien Víctor Cervera Pacheco vigilaba muy bien, porque desde hace muchos años corría el rumor que el profesor metía prostitutas a la cárcel, según contó a una revista quincenal en una entrevista Mario Esquivel Ríos, quien dijo que en una ocasión acompañó a Cervera Pacheco en la madrugada para tratar de “cachar” a Brito.
“Al menos ese día que fui con Víctor no había prostitutas en el penal y Brito dormía tranquilamente”, dijo Mario en aquella entrevista.
De acuerdo con nuestros entrevistados, varios presos de dinero, entre ellos hombres y mujeres que defraudaron a uno o a varias personas estuvieron en un lugar privilegiado, con buena comida, celular y televisor, entre otras comodidades. Incluso una ex reclusa aún organiza festivales dentro del Cereso, que le dejan buenas ganancias.
Otros presos, como José David Amador, utilizan el internet para meterse a páginas para contactar mujeres, a quienes meten a visitas conyugales, en complicidad con seguridad y trabajo social, que da los pases.
De acuerdo con una mujer que fue víctima de este sujeto, David Amador les pide dinero a las mujeres con el argumento de que lo dará prestado y en una semana le pagan altos intereses. Sin embargo, este individuo empieza a poner pretextos para no dar parte de las “ganancias” y finalmente a la mujer le quitan el pase de visita y se queda sin su dinero.
Aunque en el penal se venden drogas como cocaína, mariguana y crack, los presos sin dinero se las ingenian para preparar sus enervantes. Un método común es fermentar papa y piña juntas, que entierran en las noches y ya fermentado lo hacen “yach” y lo consumen.
Uno de los entrevistados dijo que los internos con poder controlan el penal y uno de ellos fue Suzo, a quien le pusieron un “cuatro” para que lo dejaran más tiempo preso, a fin de que controle las actividades ilícitas dentro de la cárcel. Finalmente ya salió libre.
Nuestro informante asegura que en esta red de corrupción están coludidos el director del penal, el subdirector, integrantes de trabajo social, empleados de seguridad y de la bodega y encargados del jurídico y del archivo.
Mención especial tiene la corrupción e ineficacia en el jurídico, pues al personal se le pasa la fecha de salida de numerosos internos y se colude con el archivo para cambiar fechas a fin de que no los denuncien y castiguen.
“Hay varios que laboran en el penal y que tienen plazas en otros lugares, como en la Secretaría de Educación, de modo que dobletean tranquilamente”, afirma uno de los entrevistados.