MÉRIDA.- Familiar, es la palabra que define la jornada que se vivió este domingo en Plaza Carnaval.

Desde los cuatro puntos cardinales de Mérida, desde Campeche y Quintana Roo e incluso partes más alejadas  de la República, miles de almas respondieron a la convocatoria del Rey Momo, ya que acudieron dispuestas a la diversión y al sano esparcimiento.

Y nadie se sintió defraudado porque en el interior de Plaza Carnaval hubo de todo y para todos. Los brincolines y un toro mecánico de rodeo, fueron la parte favorita de niños y niñas.

Las caritas sonrientes de los niños y de las mamás viendo a sus niños fueron la tónica de la Ciudad de los Felices, instalada en la nave de la Canacintra.

El buen clima que prevaleció, aunque con ratos de sol que estuvieron  alternados con cielo nublado, animó a miles de personas a sumarse a la fiesta carnavalesca.

El constante ir de autobuses llenos en la zona del estacionamiento, así como los espacios para autos particulares que desde temprana hora iban colmando el amplio espacio destinado para ellos fue el presagio tempranero de lo que sería el “Domingo de Bachata” en Plaza Carnaval.

Princesas de Disney, ratoncitos, leones, mariposas, rumberitas y conejos fueron algunos de los disfraces infantiles que pusieron el toque de color y fantasía.

Incluso uno que  otro papá decidió dar vida a la fantasía de sus hijos de ser héroes, aunque sea por un día, y vistieron como tales.

Es Carnaval y todo se vale.

Gradas y sillas instaladas a lo largo del derrotero también comenzaron a cobrar vida desde temprano en espera de que se iniciara el paseo dominical.

Además, con la visión incluyente del actual Ayuntamiento que encabeza Mauricio Vila, el área para personas con discapacidad fue de fácil acceso y cómodo para quienes se desplazan con ayuda de algún aparato ortopédico.

Y la música, el marco imprescindible en el Carnaval, también demostró que la tradición no está reñida con la alegría y la diversión.

En las bocinas instaladas en el interior de la Plaza era posible escuchar una bienvenida con canciones de la trova tradicional, pero también ritmos más bailables de salsa, cumbia y banda.

Cuando terminó el desfile, alrededor de las tres de la tarde, la zona de restaurantes recibió a las familias que pudieron elegir entre un menú adecuado para todos los gustos, pero también de todos los bolsillos.

Los más chicos disfrutaron de marquesitas, helados, dulces y una gran variedad de golosinas que se ofrecieron en La Plaza, todo con precios accesibles.

Los espectáculos dominicales también incluyeron algo para cada quien.

Estuvieron la popular cerdita Pepa, botargas en diferentes shows para los más pequeños, área de Gotcha para los jóvenes, magos, cantantes.

Además, las tarimas de las diferentes radiodifusoras participantes también hicieron lo suyo para el entretenimiento de las familias, que alargarían la jornada de diversión hasta la noche.