CIUDAD DE MÉXICO.- La presión cultural puede anteponerse a los ritmos naturales circadianos a la hora de ir a dormir y alterar así el hábito del sueño.

Así lo revela un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan y publicado este viernes por la revista Science Advances.

¿Cómo nos afecta la presión cultural?

Los efectos de la presión cultural, la decir de los expertos, se ven reflejados en la hora en la que las personas se duermen y no tanto en la hora a la que se levantan, que, si bien está influida por obligaciones como el trabajo o la escuela, sí sigue un patrón más ajustado al reloj circadiano.

¿En qué consiste el reloj circadiano?

Los ritmos naturales circadianos son aquellas fluctuaciones en las funciones y comportamientos del cuerpo que van ligadas a las 24 horas del día y que son fijadas por unas 20.000 neuronas ubicadas detrás de los ojos que responden a la cantidad de luz que reciben.

“En todos los casos, parece que la sociedad dirige la hora de ir a dormir y el reloj interno la de despertarse, por lo que ir a dormir más tarde va asociado a pérdida de tiempo de sueño”, indicó el coautor del estudio e investigador de la Universidad de Michigan, Daniel Forger.

Los resultados

“Encontramos un fuerte efecto en el despertar por parte de los relojes biológicos de los usuarios, no solo de la alarmas. Estos hallazgos ayudan a cuantificar la guerra entre el tiempo social y el tiempo solar”, añadió Forger.

Otros de los hallazgos del estudio fue que los hombres de mediana edad son quienes menos duermen, a menudo por debajo de las siete horas de sueño mínimas recomendadas al día, y que las mujeres duermen de media 30 minutos más que los hombres.

En concreto, las mujeres suelen ir a dormir un poco antes que los hombres y se levantan algo más tarde, una tendencia que es especialmente pronunciada en el grupo de edad que va de los 30 a los 60 años.

Además, de acuerdo con los resultados, la gente que está expuesta cada día a la luz solar tiende a ir a la cama antes y dormir más que aquellos que pasan la mayor parte de su tiempo bajo luz artificial.

El método

Para lograr estos resultados, los investigadores se sirvieron de una aplicación para teléfonos móviles que les permitió recoger datos de miles de personas en 100 países distintos y compararlos con base en criterios de edad, sexo y país de residencia.

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