BACALAR.- Pocas veces, “podemos prever el futuro, pero la Laguna de Bacalar puede ser un ejemplo de recuperación ecológica si se instalan suficientes plantas de tratamiento de aguas residuales, tanto aerobias como anaerobias.

O bien puede ser un ejemplo de desastre ambiental si el número poblacional sigue creciendo sin estrategias de mitigación y de desarrollo sustentable”, señaló Luisa Falcón Álvarez, quien encabeza un grupo de especialistas del Laboratorio de Ecología Bacteriana del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En una publicación de la Gaceta Digital UNAM, afirmó que la Laguna de los Siete Colores se encuentra expuesta a la descarga de drenajes no tratados de poblaciones humanas, sobre todo de la cabecera municipal.

Afirmó que las aguas negras son vertidas a ésta porque no se cuenta con la suficiente infraestructura para tratarlas. “Lo anterior ocasiona florecimientos de diatomeas y cianobacterias que modifican el color del agua y, especialmente, su calidad, dijo en la publicación digital de la Máxima Casa de Estudios.

“Muchas cianobacterias son tóxicas, y sus toxinas pueden afectar el hígado de los humanos. Así pues, cuando el agua contiene este tipo de organismos, es muy probable que surjan problemas de salud”, señaló Falcón Álvarez, quien recientemente encabezó un grupo de científicos que estudiaron la calidad del agua de este cuerpo lagunar.

El mayor arrecife bacteriano

Dijo que la Laguna de Bacalar alberga al mayor arrecife bacteriano, integrado por microbialitos, unas estructuras de entre cinco centímetros y dos metros de diámetro que surgen por la interacción de una gran diversidad bacteriana que precipita minerales carbonatados y forma cabezales equivalentes a los de los arrecifes.

Enfatizó que en la UNAM, “tenemos las herramientas y el compromiso de trabajar para ayudar a los municipios a que logren un desarrollo sustentable; no obstante, se requiere vincular el conocimiento de los ecosistemas que se ha generado desde la academia con los tomadores de decisiones, quienes tienen que poner en marcha programas para que los municipios alcancen ese objetivo”, concluyó la especialista, quien hace poco menos de un año, enseñó a alumnos del Colegio de Bachilleres de Bacalar, los métodos para monitorear la calidad del agua de la laguna.

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