MÉRIDA.- Alejandro Sanz subió al escenario del Coliseo Yucatán con una canción que desató la primera euforia de la noche cálida, sensual y rítmica, porque se sintió como una promesa, como una necesidad: “Deja que te bese”.
No necesitó más, su voz seductora resplandeció y contrastó con su vestimenta sencilla e informal, igual que las otras veces que ha visitado Mérida.

14-4El público, acostumbrado a esa sencillez, sólo disfrutó los antiguos y nuevos poemas musicales, programados en la gira Sirope 2016 que terminó en Mérida.

–No quiero llorar –dijo al confirmar que finalizaba la gira en México y se desató otra euforia de más de 6,300 personas, como agradecimiento porque lo hacía desde la capital yucateca.

Los gritos emocionados fueron el común denominador del concierto, que público femenino disfrutó también por la obra maestra vertida en el escenario de primer nivel, así como el juego de luces que daba vida a Sirope.

“AQUÍ ESTARIA TODA LA VIDA”

La noche de euforia tuvo un momento sublime, cuando Sanz interpretó el tema que más satisfacciones le ha dejado en México y Latinoamérica: “Corazón partío”.

Todo mundo se volcó y cantó con el corazón en la mano: “¿Quién me va entregar sus emociones? ¿Quién me va a pedir que nunca la abandone? ¿Quién me tapará esta noche si hace frío? ¿Quién me va curar el corazón partío? ¿Quién me llenara de primaveras este enero? ¿Quién me bajará la Luna para que juguemos?

Y el griterío estalló de nuevo cuando el intérprete de “La fuerza del corazón”, “¿Y si fuera ella?”, “Mi soledad y yo”, dijo que le encantaba Mérida “y que estaría toda la noche. Aquí estaría toda la vida”.

Y Alejandro Sanz se despidió después de casi dos horas de música, compartiendo las miradas, con las luces apagadas y con un deseo: “Yo me quedó aquí”.

MARTHA LÓPEZ HUAN.-