CIUDAD DE MÉXICO.- Para una piel sana y libre de exceso de brillo, es importante tener ciertos y para tener un rostro radiante y saludable.

Muchas mujeres se enfrentan al problema de tener piel brillosa, sin embargo, existen tips muy fáciles de seguir para combatir este issue de belleza.

1.- Duerme

Las horas de sueño son clave para una piel sana. Recuerda que todo el estrés y cansancio se refleja del interior al exterior. Por esta razón, es importante que respetes tus horarios para dormir y 8 horas diarias de sueño es lo que los expertos recomiendan. Al dormir, no solamente tu cuerpo y mente descansa, sino que también tus células se regeneran, logrando que estén sanas y esto se reflejará en tu rostro.

2.- Exfoliantes y mascarillas

Los tratamientos de exfoliantes y mascarillas son una herramienta de mucha utilidad para mantener un rostro sano y libre de brillo. Además de limpiar los poros, también ayudan a combatir las imperfecciones generales de la cara. Existen diversos tipos de productos de calidad, pero también puedes hacerlos desde tu propia casa. Los ingredientes más efectivos y recomendables para realizar tus propias mascarillas y exfoliantes son: arcilla verde, menta, azucar, miel, aceite de coco y de oliva, harina de avena, semillas de amapola, plátano y sal de Himalaya rosa. Recuerda que es importante aplicar estos productos con mucha delicadeza sobre el rostro, ya que la piel facial es muy delicada. Hazlo una vez a la semana y no olvides enjuagar bien.

3.- Lávate la cara

Muchas veces creemos que lavar nuestra cara constantemente es favorecedor para quitar el brillo, sin embargo, recordemos que nada en exceso. Nuestras glándulas naturalmente producen grasa – es algo totalmente natural – pero al estar removiendo esta grasa frecuentemente, estamos logrando que las glándulas faciales produzcan más y más grasa. Únicamente lava tu cara en la mañana y en la noche; para hacer tu rutima más fácil y efectiva, puedes utilizar productos de limpieza facial. Estos ayudarán a remover todas las impuresas y suciedad. No olvides desmaquillarte todas las noches antes de lavarte la cara.

4.- Bebe mucha agua

El agua es fuente de vida. Beber el agua suficiente mantendrá a tu cuerpo sano desde adentro y esto se notará en tu rostro y cuerpo en general. El agua purifica y mantiene tus poros libres de obstrucción. Además recuerda que una piel hidratada es signo de salud y bienestar.

5.- Usa los productos correctos

El maquilaje puede ser nuestro mejor amigo si conocemos los productos adecuados para nuestra piel. Cada cuerpo es diferente y no todos reaccionan de la misma manera a los diferentes tipos de maquillaje. Es importante que conozcas tu piel y, afortunadamente, existen marcas que cuentan con maquillaje oil-free. Recuerda aplicar una cantidad moderada y no abuses de él. Maquillarnos es toda una serie de procesos y es necesario que lo hagamos paso a paso como se debe; puedes comenzar tu rutina de maquillaje con un primer, éste logrará proteger tu cara, evitará que tu rostro se vea brilloso y el maquillaje durará más tiempo. Menos, es más.

6.- Dieta balanceada

No es ningún secreto que una dieta balanceada nos mantendrá sanos y fuertes y, muchas veces hemos escuchado la frase “eres lo que comes”. Tu cuerpo necesita tanto de vitaminas y proteínas como de carbohidratos y grasas. Sin embargo, el secreto está en mantener un equilibrio en lo que ingerimos. Las frutas y vegetales son una excelente fuente de nutrientes, procura agregarlos en tu dieta diaria.

7.- Protector solar

Nos enfrentamos a cambios climáticos severos, por lo tanto, es muy importante proteger nuestra piel. La cara es una de las partes de nuestro cuerpo que más se expone tanto al frío como a los rayos del sol. Los rayos UV afectan nuestra piel facial indudablemente y, por esta razón, los expertos recomiendan que utilicemos un protector solar de calidad. Vale la pena invertir en un buen protector solar y recuerda que no son solamente para ir a la playa o un día en la alberca, úsalo diario y tu piel te lo agradecerá.

Finalmente, evita los malos hábitos como: fumar, beber alcohol, ingerir alimentos con grasas saturadas, no dormir lo necesario y usar productos de mala calidad.

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