MÉRIDA.- El tiempo de vida del marcapasos de José Anselmo Baas Canul acabó desde el último trimestre del año pasado, de modo que en el ISSSTE lo hicieron venir desde Campeche, supuestamente para cambiárselo, pero el día de la cita le dijeron que el aparato no llegó, de modo que el señor, teme por su vida.

De 79 años de edad, José Anselmo acudió el jueves a su cita de seis y media de la mañana, pero se encontró con una burocracia y pésimo trato del personal del hospital: le dijeron que esperara a que un enfermero fuera por él, pero luego de tres horas de espera, sin que nadie lo atendiera, una empleada le dijo que el marcapasos no llegó y que desde su ciudad presionara por teléfono para preguntar si el aparato llega.

Esta es la tercera cita que le cancelan al abuelo, ya que en noviembre y diciembre del año pasado se las cancelaron justo antes de viajar a esta ciudad, para el cambio del marcapasos. Sin embargo, esta vez no les dijeron nada, dejaron que José Anselmo venga, que madrugue para ir a la cita, lo hicieron esperar tres horas, para que al final le dijeran que no llegó el aparato.

El marcapasos no está fallando, pero ya su vida útil terminó, de modo que tenemos miedo de que falle y de que mi abuelo muera, debido a la negligencia del Issste”, afirmó uno de los nietos del septuagenario, que vino a acompañar a su abuelo.

En resumen, luego de viajar de Campeche a esta ciudad, de madrugar para acudir a la cita y de esperar más de tres horas,  José Anselmo volvió cansado y con las “manos vacías” a su tierra natal, con la esperanza de que el marcapasos no falle antes de que el Issste tenga uno para colocárselo: si el aparato falla el veterano ex pescador ya sabe su destino final.