MÉRIDA.- A lo largo de cinco años, Tatiana Cervera Navarro disfrutó de una vida de lujos, placeres y excentricidades, que incluían fiestas en yates rentados, fiestas en el rancho de Ixil, una cuadrilla de 60 caballos finos, autos BMW y Mercedes Benz, relojes Rolex y 15 perros finos, todo a costa de los que le dieron dinero, porque les ofrecía pagarles del 10 al 12 por ciento de interés, además de que pidió dinero por terrenos ubicados en Komchén, los cuales nunca entregó ni devolvió el dinero.

De acuerdo con datos recabados, Tatiana llegó a tener once carros al mismo tiempo, y, derivado de su gusto por la escaramuza charra, compró caballos de raza, que valen de 150 mil a 250 mil pesos.

“Contrario a lo que se cree, a Tatiana el dinero no le sirvió para ganar amistades, de modo que mucho tiempo estaba sola y para tener cerca a las gente organizaba costosas fiestas e invitaba a sus conocidas; si convocaba a una “fiesta de traje” nadie iba, por eso tenía que pagar todo”, afirma una persona que conoció a la ahora prófuga de la justicia.

El Grillo fue el primero que publicó el megafraude de Tatiana Cervera, en mayo del año pasado, y de su huida el 19 de ese mes, fecha desde la cual no la han vuelto a ver las autoridades, aunque se dice que su esposo Víctor Baquedano viaja para encontrase con ella.

Esta semana publicamos que el Juzgado Primero de Distrito falló en contra de la “empresaria de bienes raíces” Tatiana Cervera Navarro, prófuga de la justicia y acusada de defraudar a decenas de meridanos, algunos de ellos miembros distinguidos de la ‘high society’ local. La mujer fue condenada a pagar $250,000 a María Obdulia Méndez y Méndez, a quien también deberá pagarle intereses moratorios de 3.19 % mensual por el tiempo que le adeuda los $250,000 que entregó la denunciante, María Obdulia Méndez y Méndez.

Tatiana tenía al mismo tiempo once vehículos

Las excentricidades de Tatiana comenzaban en su casa, ubicada en el fraccionamiento Montecristo, por la cual pagaba 45 mil pesos de renta al mes; en esa casa tenía un mozo, dos muchachas y un chef. Ahí, esta mujer cuya “empresa” era Hacienda Estate, tenía seis gatos de raza, y cada uno vale entre ocho mil y 11 mil pesos, además de 15 perros de diversas razas.

Para su uso, a lo largo de esos cinco años que vivió como “jeque árabe”, Tatiana tuvo autos de diversas marcas: Range Rover, Mercedes Benz, BMW, Toyota y Escalade, además de camionetas Cheyenne y un Tida. Ella usaba relojes Rolex, que valían más de medio millón de pesos cada uno,  y por lo menos tenía cuatro.

Aficionada a la escaramuza charra

Aficionada a la escaramuza charra, Tatiana compró 60 caballos finos, que tenía en su ranche de Ixil, llamado “Rancho Escondido”, de los cuales tuvo varios que le costaron de 150 mil a 250 mil pesos cada uno. Cuando hizo el ruedo del rancho, para practicar ahí su deporte favorito, Tatiana se dio el lujo de comprar la maquinaria, es decir ni siquiera la rentó.

Formó un equipo de escaramuzas (ocho muchachitas), a las que les pagaba de todo:  El entrenador venía de Zacatecas cada 10 días, pasaje de avión, hospedaje y comidas, de modo que en él Tatiana gastaba 15 mil pesos; a una escaramuza de tres años de antigüedad tenía siete vestidos y sillas de montar “piteadas” cuyo precio es de 12 mil pesos cada una.

Tatiana también era aficionada a los viajes, de modo que con frecuencia se iba al extranjero, Estados, Unidos, Canadá y Europa; por cierto en Canadá tenía cuentas bancarias.

Fiestas en yates, rancho y en restaurantes

Algo que gozaba y que le gustaba mucho a Tatiana era rentar yates para realizar una fiesta en altamar, acompañada de sus “amigas”, festejo en el que abundaba la comida y la bebida. Además, solía llevar a sus amistades al restaurante Más de 30, en done ella pagaba todo el consumo.

En el “Rancho Escondido” que tenía en Ixil también organizaba megapachangones, con abundante comida y bebidas etílicas.

Tatiana Cervera vivió muy bien cinco años, tiempo en el que amasó decenas de millones de pesos de dinero que le daban prestado y del que cobró por terrenos de Komchén, que nunca entregó.

Hoy, luego de casi nueves meses, esta mujer sigue prófuga de la justicia, mientras decenas de persona defraudadas esperan que la detenga, para que traten de cobrarle lo que les debe, aunque varios piensan que “sería más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que Tatiana pague lo que defraudó”.

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