MÉRIDA.- Después que el juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero vinculara a proceso al delincuente reincidente Fredy Eliezer Pech Canul y lo dejara en libertad, gracias a otro juez detectó, un mes después, que andaba con un brazalete electrónico, esta vez sí lo dejaron detrás de las rejas.

Al ver la cosa mal parada y para no quemarse, su último abogado defensor, particular por cierto, declinó seguir atendiendo a este sujeto.

El viernes anterior, la juez de control Ileana Guadalupe Domínguez Zapata decretó que era necesario modificar las medidas cautelares que tenía por la prisión preventiva, puesto que anteriormente tenía un proceso por el cual fue vinculado por un delito contra la salud y cohecho, y supuestamente estaba privado de su libertad, pero no era así.

En mayo del año pasado, Fredy Eliezer se comprometió a residir en un predio fijo; no acercarse a la víctima ni a su domicilio; someterse a la vigilancia del Centro Estatal de Medidas Cautelares y de Suspensión Condicional del Proceso; acudir a firmar dentro de los primeros cinco días de cada mes, y no salir del Estado ni del país, todo por seis meses.

Esto porque junto con otros sujetos y una mujer se introdujo a un predio ubicado en la sexta etapa del fraccionamiento Las Américas II y se apoderaron de una pantalla de plasma de 40 pulgadas.

El 27 de octubre pactó un acuerdo reparatorio, pagando 2 mil pesos, presentarse a firmar y no acercarse a la víctima, durante seis meses.

Sin embargo, el 9 de diciembre, se introdujo a un predio de la calle 31 entre 54 y 56 del fraccionamiento Francisco de Montejo y se apoderó de una laptop, una plancha, un Blue ray, entre otros objetos.

En esta ocasión, como medida cautelar, se le impuso por este asunto que pague tres mil pesos, no acercarse a la víctima y a sus familiares, al predio de la misma, que se someta a vigilancia y lleve un localizador.

Sin embargo, a este delincuente empedernido el Nuevo Sistema de Justicia Penal no le importó porque fue ubicado, el 24 de diciembre, en el fraccionamiento Girasoles de Opichén, en labor de narcomenudeo y pretendió sobornar a los agentes que lo detuvieron.

Mugarte Guerrero, al parecer, no supo del localizador y nada más les impuso como medida cautelar la prisión preventiva hasta la audiencia de vinculación, para luego dejarlo libre, hasta que la juez Domínguez Zapata reparó el error y otra vez el delincuente está en la cárcel.