Mérida.- Llegó la corrida a la Monumental de Mérida en una tarde con un calor sofocante con un poco más de media entrada en la que los diestros Juan Pablo Sánchez y Diego Silveti, pasearon una oreja respectivamente, mientras que Francisco Rivera “Paquirri” fue ovacionado.

Se lidió un encierro de Villa Carmela bien presentado de buen tipo y hechuras, y verdaderamente comprobando que esta ganadería pasa por un momento buenísimo. Sobresalieron segundo, tercero, cuarto y quinto, por su calidad y recorrido. Toros con buena clase.

Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”, no tuvo suerte con el que abrió plaza, que fue con poco recorrido. Y en su segundo salió muy dispuesto y con muchos deseos de triunfar. Dos largas cambiadas iniciaron la faena. Cubrió el segundo tercio con solvencia, cerrando con un par al violín en tablas. Lo toreó por ambos pitones y perdió la oreja que tenía ganada, por fallar en varias ocasiones con la espada. Fue ovacionado.

Juan Pablo Sánchez, ha tenido una actuación muy completa y ha vuelto a demostrar que pasa por un momento estupendo. Las dos faenas fueron de triunfo. Con el temple de su muleta ha hecho que los toros se le entregaran. Tiene esa magia que le va a llevar a un gran sitio en el toreo. Le cortó la oreja del primero por un espadazo completo y a su segundo lo mató de una estocada defectuosa que le hizo perder el segundo trofeo y la puerta grande.

Diego Silveti ha vuelto a Mérida a refrendar su cartel y su triunfo de noviembre pasado. A su primero lo toreó muy bien de capote en verónicas y un quite de mandiles. Con la muleta estructuró una faena reposada y limpia por ambos pitones, que la gente le coreó. Sigue avanzando en su carrera, demostrando más madurez y sitio. Terminó con bernardinas muy ajustadas y desafortunadamente se dio a pinchar en cuatro ocasiones, perdiendo el triunfo.

Con su segundo, un berrendo, que no fue nada fácil, le hizo una faena de riñones, queriendo en todo momento. Entendió mucho al toro, que hacía hilo en cada pase, y con mucha paciencia, le fue haciendo la faena, hasta destacar dos tandas de derechazos de gran mérito y fuerza. Se dobló muy torero para abrochar la faena y le metió la espada hasta las cintas. Tuvo que descabellar en una ocasión y le entregaron una oreja por insistencia del público.