CHETUMAL.- Cada vez más, decenas de plantas están siendo clausuradas por vender agua “purificada” con sarro, verdín y hongos, informó la Cofepris en Quintana Roo, sin embargo algunos centros se hacen de la “vista gorda” y continúan vendiendo sin importarles la salud de sus clientes.

Miguel Alejandro Pino Murillo, director de Cofepris en el Estado, indicó que las sanciones interpuestas a dichos expendios alcanzan hasta los mil salarios, es decir 75 mil 490 pesos.

Comentó que las bacterias que contienen los dispensadores no son aptas para el consumo humano, motivo por el cual 30 han sido suspendidas y tres clausuradas por reincidencia en Tulum y Playa del Carmen.

Explicó que muchas veces, el motivo por el cual sale verdín es porque en esta temporada de calor se sobre saturan y el proceso de la ósmosis no es suficiente o no tiene la capacidad de funcionar debido al número de llenado, perdiendo en poco tiempo su capacidad de limpiar el agua.

“En los dispensadores, la ósmosis tiene cierta capacidad para llenado de garrafones y el excederse en el número deja de tener el funcionamiento adecuado, el agua ya no es la óptima”, explicó.

Por eso, resaltó, sugieren que si detectan un mal sabor, color u olor del agua se notifique para que se haga la verificación pertinente y se evite el consumo para prevenir algún daño a la salud.

Comentó que por norma todo aquel que tenga suministro de venta de alimentos y agua o productos para uso humano está obligado a notificarlo a la institución; actualmente en el Estado 386 están dentro del padrón, mismos que han solicitado su aviso de funcionamiento como plantas purificadoras.

Los expendios de agua están regulados por la Norma Oficial Mexicana (NOM) 012-SSA1, donde se describen los requisitos sanitarios que se deben de cumplir para el uso y consumo humano del líquido.

En dicha norma, se explica todo el control que deben de tener para expedir agua de calidad, que es la clave para reducir los riesgos de transmisión de enfermedades gastrointestinales a la población por su consumo.

Ese control se ejerce evaluando las características de las construcciones, instalaciones y equipos de las obras de captación, conducción, plantas de potabilización, redes de distribución, tanques de almacenamiento o regulación y tomas domiciliarias protejan el agua de contaminación.

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