MÉRIDA.- Cegado por su trastorno mental grave, y por su sed de venganza, Santiago Alamilla Bazán no se ha dado cuenta, en medio de su locura, que él mismo firmó documentos autorizando pagos a las empresas que hoy acusa.

Una vez que Santiago Alamilla renunció al PAN, marcado por la corrupción, como lo hizo en su momento el también corrupto Alfonzo Aguiar Irigoyen, cayó en manos de la mafia centavera y ya empieza a recibir el precio de su venganza.

Financiado por el PRI-PVEM, utiliza el portal Mérida en los Medios, en el que sólo ataca a los que su enferma mente cree que son sus enemigos, el mitómano emprendió una guerra sucia en medios nacionales en contra de la administración de Mauricio Vila. Además le paga a varios portales locales y nacionales para que le publiquen sus “notas”.

Gente que lo conoce afirma que esta campaña sólo puede hacerla con dinero que le dan desde el PRI-PVEM, ya que él carece de recursos para pagar las publicaciones en medios nacionales.

Alamilla está siendo usado para iniciar esta guerra sucia, lo que demuestra que es verdad lo que El Grillo anticipó hace unos días, cuando publicó que Alamilla le paga a medios locales y nacionales e incluso intentó publicar sus “notas” en El Grillo, pero no se le aceptó.

Como si fuera una historia de la mitología griega o un relato de Oscar Wilde, Santiago Alamilla sigue dando de qué hablar. Este sujeto le ha dado muestras -en silencio- a la sociedad meridana y a las autoridades, de que posiblemente se encuentre enamorado de su persona o que posiblemente sufra de algún síndrome que lo pudiera llevar a mentir patólogicamente en ocasiones, ya sea para enaltecer sus supuestas virtudes,  logros inexistentes o para defender lo indefendible.

“El Doctor Narciso” (a) “Mitoalamilla” fue inhabilitado para ocupar un cargo público en tres años, por su jugosa auto-liquidación de la Dirección de Abastos de Mérida (Rastro Municipal).

En una muestra más de su desequilibrio mental, Alamilla hizo público e incluso denunció a la regidora Milagros Romero por no contar con Cédula Profesional ni Titulo. Sin embargo, en esta ocasión, el “Doctor Narciso” volvió a escupir para arriba y le cayó en la cara, ya que según investigaciones realizadas, Mitoalamilla nunca estudió un doctorado con acreditación de parte de la Secretaria de Educación Pública y sólo cuenta con acreditación de Licenciatura, Maestría y una especialidad en Docencia.

Él se jacta, se hace llamar e incluso firma documentos como “DOCTOR”, cuando en la realidad usurpa esa categoría académica, de modo que Alamilla Bazán incurre en alguna irregularidad al ostentarse de esa manera, lo que es una mentira.

Quizá lo que Alamilla nos está queriendo decir silenciosamente, no es que sea “DOCTOR” sino que necesita un “DOCTOR” para atender su posible problema de mitomanía, mismo que lo ha llevado a adjudicarse títulos que no le correspoden. Sería bueno que alguna persona interesada en ayudarlo lo contacte. No vaya a ser que pronto ya no solo sea un simple Doctor, sino inclusive un Caballero de la Orden del Imperio Británico ordenado por la Reina Isabel II o un Veterano condecorado de la guerra de Vietnam.