MÉRIDA.- Con total desfachatez y cinismo, Eduardo Gutiérrez Amaya, un mal padre que se niega a mantener a su hijo, por quinta ocasión faltó a una audiencia ante el juez de control Rómulo Antonio Bonilla Castañeda, de modo que se le declaró prófugo de la justicia.

Se le debía vincular a proceso por el delito de incumplimiento de las obligaciones de asistencia familiar, pero ayer lunes faltó de nuevo a la quinta audiencia y dejó plantado al juez, quien lo declaró sustraído de la acción de la justicia y emitió en contra del sujeto una orden de aprehensión.

La penúltima ocasión que debió comparecer fue el 26 de agosto, cuando, por medio de un abogado, mandó un justificante médico, en el que, como burla decía que tenía las amígdalas inflamadas.

Antes, la juez de control Elsy del Carmen Villanueva Segura, en sustitución del juez Bonilla Castañeda que andaba de vacaciones, sostuvo que era excesivo el uso de la fuerza pública para que se le detenga.

Gutiérrez Amaya se ha sustraído a la acción de la justicia, porque no ha pagado la pensión a la que se le ha sentenciado, no acude a las audiencias, ha dado domicilio erróneo y hasta cambiado a uno de sus abogados particulares.

La denuncia en su contra fue interpuesta por la señora Evely Lucelly Hernández Cano con quien el 25 de septiembre del año 2013 procreó un hijo, que actualmente tiene tres años. Un año después decidieron separarse, acordando que le proporcionaría la cantidad de 12,000 pesos a la afectada, lo cual nunca cumplió.

Por tal motivo, se promovieron diligencias de jurisdicción voluntaria, a fin de que se decrete una pensión alimenticia a favor del menor, mismas que se siguieron ante el Juzgado Cuarto de Oralidad Familiar del Primer Departamento Judicial del Estado, que condenó al tipo a pagar 7,445.16 pesos mensualmente.