MÉRIDA.- El “Ladrón organizado” Enrique José Olivera Bolio fue condenado a seis años y cuatro meses de cárcel por los delitos de robo calificado (2) y daño en propiedad ajena por incendio, por prender fuego a una estética para borrar sus huellas y luego entrar a otro local para hurtar.

También conocido como “Damacio Guadalupe Herrera López”, fue denunciado por Joaquín Ariel Rodríguez Estrella y Adriana Alejandra Romero Haddock, el primero es dueño de una tienda de artículos deportivos y la segunda de una estética, a la que prendió fuego.

Igualmente se le impuso que cubra el importe de 150 días multa; pagar la reparación del daño a favor de quien acredite tener derecho (por el incendio); que sea amonestado públicamente; se suspendan sus derechos políticos; no acercarse a las víctimas por un lapso de tre años; se le negó los beneficios consistentes en la substitución de sanciones y condena condicional, y se declaró al acusado como reincidente.

La juez de control Elsy Beatriz Villanueva Segura accedió al procedimiento abreviado, aunque este sujeto tiene una larga carrera de ladrón, motivo por el cual ha sido detenido varias veces.

Larga historia delictiva

Su historial delictivo comenzó cuando fue detenido en el 2011 por saquear “Yuca Wash”, del fraccionamiento Palma Pensiones, y ya detenido confesó una serie de robos por varios sectores de la ciudad y se le conoció en aquel entonces como “El Ladrón Organizado”, porque andaba con una libreta en la que tenía los nombres de los lugares donde había robado y las horas en las que podría atracarlos.

En enero del 2015, en horas de la madrugada, fue detenido luego de saquear el negocio llamado “Fiesta Mexicana”, de la Colonia México Oriente. De este lugar se apoderó de dos laptops y 3,498 pesos; el juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero le puso un brazalete electrónico por tres meses y se sometió a un procedimiento abreviado.

El 23 de junio del 2016 fue detenido cuando robaba en una casa del fraccionamiento La Herradura, de Ciudad Caucel. La juez de control Blanca Beatriz Bonilla Castañeda, encontró que no se le podía fincar responsabilidad al sujeto.