Por: Lupe Box

MÉRIDA.- La pluralidad del Cabildo Meridano es un gran atributo, aunque existen ocasiones en las cuales esa pluralidad se vuelve un obstáculo en la búsqueda del desarrollo de un municipio.

La composición de los Cabildos, según los ordenamientos locales, consiste en regidores de mayoría relativa (electos mediante el “voto”) y los de representación proporcional (electos mediante el “coto”). Cada uno de los partidos representados tiene diferentes métodos de elección para ungir a sus representantes. En el caso de los de mayoría relativa, normalmente son personajes representativos de sus partidos y de acuerdos entre sus respectivas fuerzas.

Para el caso de los regidores de representación proporcional o denominados “cotos”, en su mayoría son platos de segunda mesa elegidos por las fuerzas de los partidos que, en caso de que la planilla de mayoría relativa pierda la elección, ellos entran al buffet como premio de consolación.

Sin embargo, en las elecciones de 2015 se dio un caso extremadamente particular dentro del Partido MORENA. La elección de sus candidatos fue a través del método más “democrático” jamás visto: “la tómbola”; la versión MORENIZADA del sombrero seleccionador de Harry Potter.

Es así como la Ciudad de Mérida obtuvo a uno de sus representantes dentro del Cabildo, al regidor Regino Octavio Carrillo Pérez, representante de MORENA y de su persona, porque hasta el día de hoy no se le conoce trabajo alguno que represente los intereses de la sociedad y de su partido.

Y a decir verdad, MoRegino es un tombolero nato: cuando fue ungido por medio de la tómbola, el caos reinó dentro del Movimiento de Regeneración Nacional. No tenían idea de cómo el excelente método de la tómbola pudo haber seleccionado a esa persona de modo que intentaron por todos los medios “catafixiarlo” e inclusive llegaron a destituirlo aunque al final el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dio la razón a la tómbola.

MoRegino triunfó, los meridanos y los militantes de MORENA han sufrido con tremenda -tomboliza- y tanta soberbia, indiferencia y prepotencia. El susodicho es conocido como una persona ignorante de las leyes y los reglamentos, piensa con el hígado y actúa de manera irreverente, dando por un hecho que su posición como regidor le da licencia para la prepotencia, pero olvida que la administración está por acabar y que volverá a ser un mortal más.

En innumerables ocasiones ha metido la pata y se ha mordido la lengua con comentarios desatinados, queriendo ejercer su cargo de regidor a puro plomo. En los pasillos de las dependencias también se le conoce como “Regino el Yijadista”, ya que amenaza y aterroriza a cuanta persona, militantes, dirigentes de MORENA, funcionario público de los diferentes órdenes de gobierno puede, ostentándose siempre en su cargo, para el único efecto de hacer prevalecer las leyes en cuánto a sus intereses beneficie, al mismo estilo de los extintos coyotes que pueden ser observados en el Ministerio Público o en las Juntas de Conciliación; a diferencia que el Yijadista  trata de hacer “bisnes” con charola en mano.

Esperemos que Regino Octavio dé muestra de que en realidad vela por los intereses de la sociedad y no por los bancarios. Todavía está a tiempo de enderezar el camino que la tómbola le confirió, porque ni un solo ciudadano en su sano juicio lo hubiera hecho ganador.