MÉRIDA.- El filicida confeso, alcohólico y drogadicto, José Javier Pacheco Várguez, fue condenado a pasar 25 años encerrado en el penal, por haber asesinado a golpes a su hijo recién nacido, sólo porque que no dejaba de llorar.

En un procedimiento abreviado, después de varios meses, la juez de control de Umán, Diana Yadira Garrido Colonia, al saber que el sujeto reconoció los hechos, determinó imponerle esa sanción y que pague por la reparación del daño un millón 514 mil pesos, por el delito de homicidio en razón de parentesco.

La denuncia fue interpuesta por la madre de la víctima, la joven señora María Ana Luisa Poot Cauich en agravio de su hijo Jesús Alejandro Pacheco Poot.

Adicionalmente, se amonestó al sujeto; se le suspendieron sus derechos políticos; se le prohibió acercarse a las víctimas por un lapso de tres años (esposa y otros hijos); se le privó de todo derecho de familia, y se negó al acusado la sustitución o modificación de las sanciones y medidas a que pudiera tener derecho.

El asesinato del bebé en la casa número 123 de la calle 10 entre 27 y 29 de la colonia Santa Cruz, de Umán, el 22 de marzo del año anterior, en la tarde.

Los vecinos vieron a Pacheco Várguez cuando compraba cervezas, ya que se quedó al cuidado de sus dos hijos, mientras su esposa fue a trabajar. Escucharon el llanto de los niños y después un profundo silencio.

A las 10 de la noche, al llegar la madre encontró a su hijo con huellas visibles de golpes en todo el cuerpo y con la ayuda de una vecina trasladó al infante a un hospital, pero ya había fallecido por trauma abdominal cerrado.