MÉRIDA.- Desde que José Antonio Meade Kuribreña sonaba para ser el candidato del PRI a la presidencia de la República comenzaron a circular versiones en Yucatán de que su designación favorecería las aspiraciones del legislador Jorge Carlos Ramírez Marín, su ex compañero del gabinete y actual presidente de la Cámara de Diputados.

Una vez confirmada su renuncia en la Secretaría de Hacienda y de que sí resultó ser el elegido de Los Pinos, Meade tuvo ayer lunes, entre sus primeras actividades, una comida con diputados federales en el CEN del PRI, donde saludó efusivamente a Ramírez Marín, uno de los que estaban sentados en la mesa principal.

Allí estaban también César Camacho Quiroz, coordinador de la bancada tricolor en San Lázaro, el diputado Enrique Jackson y los anfitriones Enrique Ochoa Reza y Claudia Ruiz Massieu, líder y secretaria general del PRI, entre otros.

Recientemente, Ramírez Marín recibió a Meade Kuribreña en la Cámara de Diputados cuando compareció el entonces secretario de Hacienda con motivo del V Informe de Gobierno. En esa ocasión, circuló un video en el que el funcionario se refirió al yucateco como el “prócer”, mote con el que es conocido Ramírez Marín en las grandes ligas de la política.

Luego de siete horas de comparecer, bajo la conducción del legislador yucateco, Meade se retiró tranquilo y satisfecho con los resultados de su encuentro con los diputados. No salió raspado, incluso fue despedido con aplausos.

Ayer lunes, en la comida en la cúpula priista, ambos platicaron y se les vio muy sonrientes en las fotos, contagiados, sin duda, por la euforia que se vive entre los tricolores por la designación de Meade. Sólo le falta cumplir el formulismo para ser el candidato.

La designación de Meade fue al más viejo estilo priista, el del dedazo, una práctica que, hay que decirlo también, ya copiaron otros partidos como Morena y López Obrador, y como pretende copiar el PAN al imponer a Ricardo Anaya como candidato del llamado Frente Ciudadano por México.

Así las cosas, según las versiones que corren en el patio, Ramírez Marín parece perfilarse rumbo a 2018, aunque habrá que esperar los tiempos y los amarres que son necesarios para definir la elección más importante para el PRI y para sus adversarios. Lo que sí es un hecho, es que falta muy poco para ver el “humo blanco” en Yucatán.