MOTUL.— Las calesas están a punto de extinguirse en la ciudad, apenas dos dan servicio, afirmó Bernardino Chan Can, de 70 años de edad, veterano auriga.

Con 43 años en el oficio, señaló que cada vez son menos socios que se dedican a esta actividad, la mayoría conduce los mototaxis que les dejan más ganancias.

“Aquí permanecemos los que queremos mantener este atractivo de Motul”, expresó el conductor de calesa.

—Apenas somos seis socios que tienen sus unidades, pero solo dos estamos activos; en el centro de la ciudad esperamos a los pasajeros, ya sean familias locales para llevarlos a sus domicilios o a los visitantes que van al cenote Sambulá.

—La actividad se encuentra en peligro de desaparecer, aunque Motul tiene mucho que ofrecer al visitante, y el contar con el servicio de calesas es un atractivo que muchos buscan, porque representa para ellos una experiencia realizar un recorrido en este transporte —dijo.

Desde hace años, muchos de los socios al contar con permisos para conducir mototaxis sobreviven con esa actividad; ello hizo que los caleseros vendan sus carruajes y se dediquen a trabajar solo como mototaxistas.

Al no existir un proyecto económico y turístico que impulse las calesas, los aurigas solo dependen de la gente local y visitantes que usan su servicio.

Las tarifas van de 10 a 15 pesos, según la distancia.

Se espera que la comunidad en general contribuya para que esta tradición no se pierda y se conserve como un patrimonio de la comunidad motuleña.