WASHINGTON.— Pronto habría cigarros que no fueran adictivos y prácticamente harían desaparecer el hábito de fumar si prospera una campaña de autoridades de Estados Unidos.

No obstante, la propuesta de la Administración de Alimentos y Fármacos tendría otra consecuencia: despejar el camino para que las empresas vendan nueva generación de derivados del tabaco.

La iniciativa coloca a la FDA en medio de antiguo debate sobre productos que reducen los riesgos, como los cigarros electrónicos, y si se deben enfocar todos los esfuerzos en que la gente deje de fumar. “Ésta es la polémica más controversial que he visto en 40 años estudiando políticas para controlar el tabaco”, dice Kenneth Warner, profesor emérito de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Michigan.

La idea de la FDA tiene dos aristas: reducir drásticamente los niveles de nicotina para que los cigarros no generen adicción y, en las personas que no pueden dejar el hábito, autorizar productos de bajo riesgo que tienen nicotina pero no los efectos mortales de los cigarros tradicionales.

Se espera que la FDA ponga pronto en marcha un proceso que tomaría años para controlar la nicotina de los cigarros. La próxima semana habrá una reunión pública sobre una alternativa propuesta por Philip Morris International, que, si se aprueba, saldría a la venta en febrero.

Consiste en un aparato —el iQOS— similar a una pluma que calienta el tabaco pero no llega a quemarlo. Philip Morris dice que esto reduce el contacto con la brea y otros derivados tóxicos que suelta un cigarro cuando se quema. Los cigarros electrónicos no contienen tabaco, sino un líquido que se evapora y generalmente contiene nicotina.

Enfoques

La FDA está dispuesta a probar distintos enfoques para hacer que la gente deje de fumar hasta dar paso a cigarros con tan bajo nivel de nicotina que ya no serán atractivos para fumadores de siempre.

Opción

“Queremos ofrecer una oportunidad a los adultos que quieren acceso a niveles satisfactorios de nicotina” sin los peligros de quemar tabaco, señala Scott Gottlieb, comisionado de la FDA.