CIUDAD DE MÉXICO.- Existen personas que aman desmedidamente; que idealizan e idolatran a su pareja con tal de demostrarles que no pueden vivir sin su existencia. Es aquí cuando el “amor” llega a niveles obsesivos y sus consecuencias pueden ser catastróficas para los involucrados.

 

A esta situación se le conoce como el síndrome de Anna Karenina, el cual está inspirado en la protagonista de la obra literaria del mismo nombre, escrita por Lev Tolstoi en 1877. En ella, Anna Karenina, una mujer casada, se enamora de Vronsky, un militar, por quien decide dejar absolutamente todo, hasta su vida.

Este síndrome se relaciona con el amor obsesivo, la dependencia total del ser amado. Quien lo padece, no puede hacer su vida sin el otro; cree que sus logros no importan porque la otra persona es la que le da validez a todo lo que hace, y es capaz de hacer absolutamente todo con tal de conservar su amor como el chantaje emocional.

La angustia es latente; ya que quienes padecen este síndrome, consideran que la otra persona podría dejarlas en cualquier momento o bien, que lo engañen. Para detectar a alguien con tendencia a este síndrome, por lo general usan frases como “no puedo vivir sin ti” o “sin ti no valgo nada”, o “Seré diferente con tal de que te quedes a mi lado”.

Evidentemente este tipo de relaciones derivan en la pérdida total del autoestima y genera un desequilibrio emocional tan intenso, que incluso podría ponerse en riesgo la integridad física de quien lo padece.

Lo más recomendable es amar de manera consciente, mantener los límites de la individualidad y sobre todo, lograr que nuestra felicidad solamente dependa de nosotros.

AGENCIAS.-