CELESTÚN.-Como un capítulo de la serie americana “Mil maneras de morir”, así de extraña fue la muerte de Jesús Antonio May Castilla (a) “Vaca” de 41 años, un buzo celestunense que fue perforado en el ojo por un pez aguja que saltó en la lancha.

El vecino de Celestún sufrió un insólito accidente, cuando un pez aguja le perforó un ojo al regresar de laborar en altamar ayer miércoles por la noche.

La velocidad de la embarcación en la que viajaba y la luz del foco para alumbrar su travesía, pudieron ser factores para que el belónido saltara y acabara atravesando como una “flecha” uno de los ojos de Chucho; vaciando de inmediato el órgano visual.

El pescador fue trasladado rápidamente al Centro de Salud de este puerto para su atención, pero ante la falta de equipo para detener la fuerte hemorragia pidieron su traslado al O’Horán.

Familiares y compañeros de la lancha solicitaron una ambulancia, que llegó casi una hora después. La falta de un coagulador para frenar la hemorragia en el Centro de Salud, la tardanza de la ambulancia y el traslado de hora y media a Mérida fueron determinantes para que May Castilla perdiera la vida desangrado en los primeros minutos de este jueves.

Ribereños entrevistados sobre el caso señalaron que May Castilla tuvo “mucha mala suerte”, ya que en el litoral yucateco no se tiene memoria de que un pescador haya fallecido por este tipo de pez, cuya punta puede alcanzar los 10 centímetros.

Se conoce de casos de marineros que han sufrido lesiones por el pez, pero nunca se habían dado las condiciones para que perdieran la vida. Se dieron muchas condiciones, como la luz, el salto por el impulso de la cola fue muy alto y la mala suerte del celestunense que estaba precisamente en la ruta del puntiagudo.

Le sobreviven al extinto hombre de mar, su ahora viuda, María Vázquez, con quien procreó tres hijos.