MÉXICO.-Mateo, un bebé originario de la ciudad de Piedras Negras de apenas un año y siete meses de edad, murió asfixiado 16 días después de que se tragó una pila, de las utilizadas en relojes y alarmas de carro, la cual se le atoró en la tráquea.

Ni sus padres ni los médicos se dieron cuenta de lo que le pasó hasta después de que el pequeño falleció.

El martes, el menor fue trasladado de urgencia desde Piedras Negras rumbo a Saltillo, pero a la mitad del camino su condición se agravó y a las 14:30 horas falleció durante el traslado, en “Hermanas”, muy cerca de Monclova, kilómetros antes de que la ambulancia llegara al Hospital “Amparo Pape de Benavides”.

Un agente del Ministerio Público dio fe del deceso, y la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que la necropsia de ley practicada al cuerpo del menor reveló que las causas del deceso fue: “Asfixia por oclusión de vías áreas por cuerpo extraño localizado en tráquea a nivel de la cara”.

Los padres el infante, Juan Manuel de 22 años de edad, quien es albañil, y Laura de 18 años, que es ama de casa, culpan de la pérdida de su hijo al médico del Hospital General “Salvador Chavarría”, quien lo atendió primero y, sin haberlo curado, lo dio de alta tres días después.

Dijeron que el lunes 26 de febrero, cuando Mateo se puso mal lo llevaron de urgencia al hospital pero el doctor que lo ingresó no ordenó que le tomaran radiografías, donde habría detectado la presencia de un objeto extraño en su garganta.

El niño siguió enfermo y regresaron dos veces más al hospital, pero nunca se dieron cuenta de lo que realmente le pasaba y que ellos tampoco sabían.