MÉRIDA.- Un debate con mal formato, pésimas preguntas, muchas de las cuales no respondieron y tal y como se esperaba: Joaquín Díaz Mena con un ataque a Mauricio Vila, candidato a gobernador del PAN. PRI y PAN se adjudican que su candidato ganó, pero la calificación sería de reprobado a todos.

Vila fue certero al decirle a Huacho, candidato de MORENA, que ha cambiado de partido cada vez que no le toca hueso, como hizo al abandonar al PRI cuando no lo hicieron candidato a alcalde de San Felipe y ahora dejó al PAN porque no lo hicieron candidato a senador.

Mauricio Sahuí, candidato del PRI, hizo más propuestas, pero eso no significa que haya ganado el debate, pues fue una lectura monótona de algo que parece más bien buenos deseos.

Poco rescatable de las propuestas porque mucho de lo que se preguntó, muy desatinadamente, se puede lograr con sólo aplicar la ley y las normas existentes: Hay leyes, pero a los políticos no se les aplica, de modo que NO HAY ningún político preso por desvío de recursos y eso que se dilapidan millones de pesos.

Como dijimos en la mañana, es más el morbo que despierta el debate que lo bueno y concreto que se saca de él, a pesar de las poses triunfalistas, normales, de los dos punteros en las preferencias electorales. Estuvo mejor el 4 a 1 del América a PUMAS que el debate.

Cuando se les preguntó de transparencia ninguno de los candidatos respondió y hay que precisar que al gobernador le compete denunciar la corrupción y al Tribunal Superior de Justicia hacer cumplir la leyes y castigar a los culpables.

Lo más sensato lo dijo el candidato del PRD, Jorge Zapata, último lugar en las preferencias electorales y quien ganaría sólo si hubiera una catástrofe electoral. Él dijo que la pobreza no se combate con pisos y baños sino logrando que la gente tenga dinero. Muy cierto.

Y como dijo el Dr. Zavala, en el debate se gasta mucho dinero, de modo que si suspenden los demás no pasa nada.