MÉRIDA.- El director de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, Juan Carlos Lomónaco, aseguró que se siente satisfecho por la “respuesta extraordinaria” del público yucateco, “a lo largo de la Temporada XXIX pudimos ver  las salas llenas, casi  al 100 por ciento en todos los conciertos, con cualquier director o programación”.

–Eso es maravilloso y precisamente por eso debemos arriesgarnos a ampliar la gama de obras –manifestó en rueda de prensa donde dio a conocer detalles del Programa XI de la Temporada XXIX que concluirá en junio próximo con la ópera Don Giovanni.

En compañía de Miguel Escobedo Novelo, director general del Fideicomiso Garante de la Orquesta Sinfónica, consideró que “la respuesta extraordinaria” del público obedece a que Yucatán es un estado con gran cultura.

–La gente de esta región tiene una gran sensibilidad que ahora demuestra porque ya tiene una Orquesta –dijo  y reiteró que esa situación lo llena de satisfacción, “sobre todo porque me doy cuenta que cualquier repertorio los entusiasma”.

Sobre la ópera Don Giovanni, con el que bajarán el telón del la Temporada XXIX, Escobedo Novelo y Lomónaco señalaron que el precio de los boletos será de 200, 400, 500 y 600 pesos y contará con la participación de artistas de talla nacional e internacional, “no escatimaremos en recursos para ofrecer una obra de calidad al público yucateco”.

Los directivos hablaron de la Sinfonía No. 7 del austriaco Anton Bruckner, que estrenarán el próximo viernes 25 y domingo 27, “será un festín para los melómanos”.

–Es un concierto hermoso, fácil de dirigir –comentaron y aseguraron que será un reto para la Sinfónica de Yucatán, “porque al lograr la sonoridad del compositor austriaco les permitirá demostrar su calidad musical lograda en los últimos 14 años”.

El maestro Lomónaco agradeció a la Orquesta Sinfónica Nacional, “porque nos dio en calidad de préstamo cuatro tubas wagnerianas”.

Explicó que la tuba de Wagner es un instrumento de viento-metal poco común que combina cualidades de la tromba y la tuba.

Richard Wagner las mandó construir en 1876 para  su tetralogía operística El anillo del nibelungo y desde entonces otros compositores han escritos partituras para las tubas wagnerianas, como Bruckner en cuyo sonido se inspiró para las Sinfonías 7, 8 y 9.

–La Sinfonía No. 7 es hermosa, de fácil expansión, aunque resultó un reto para la Orquesta porque tuvimos que conseguir las tubas wagnerianas y lograr que todos los músicos tengan la sonoridad de Bruckner –explicó, aunque comentó que antes la OSY interpretó la Sinfonía No. 4 de Bruckner, “aunque es una obra más sencilla”.

 

Por Martha López Huan