MÉRIDA, Yuc,. 21/06/18.- El retador argentino Jonathan “Yoni” Víctor Barros, quien llegó a Mérida para cumplir  su sueño de ser campeón súper pluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), lamenta que ese deporte esté un poquito “parado” en Latinoamérica

Sin embargo, confía en que la nueva camada adopte en su corazón ese deporte “para que surja un nuevo  ´boom´ en el boxeo”.

En entrevista exclusiva,  el retador argentino habla de su trayectoria, los golpes que ha recibido en su vida y su público de Hispanoamérica, “donde siempre nacerán campeones”.

Con la misma sonrisa que usó para cautivar a decenas de personas que acudieron a saludarlo antes de su entrenamiento en el Estadio Salvador Alvarado de Mérida, dice que su sueño es arrebatar el fajín de oro al mexicano Miguel “Alacrán” Berchelt, “aprovecharé la experiencia lograda en los rings de México, Argentina, Japón, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos”.

Jonathan Víctor Barros dirige su mirada hacia los jóvenes y comenta que las nuevas generaciones deben tomar conciencia en que “el box no es para ´máquinas´ ni para súper humanos, sino para aquellos que sacrifican muchas cosas y perseveran en la vida”.

El argentino, que con su récord: 41-5-1, 22 Kos espera arrebatar el cinturón al cancunense-yucateco Miguel “Alacrán” Berchelt, revela que nunca imaginó vivir de dar y recibir golpes.

Cuando era un niño inocente, “sin conocimientos, tenía sueños y esperanzas, pero jamás pensé ser lo que soy ahora y tener una trayectoria en el boxeo (lleva 14 años)”, evoca el deportista de 34 años de edad, quien desde los siete sorteó la pobreza y busco opciones para cuidar a sus cuatro hermanos menores ante el abandono de sus padres.

Hoy, el argentino es la muestra más fehaciente que los sueños se cumplen, “por eso aprovecho este espacio para hacer un llamado a los jóvenes que se han desviado del camino: regresen a la senda del bien, que aprovechen la vida, disfrútenla y prepárense”.

Jonathan Víctor Barros brinda otro consejo: “algunas veces tendrán momentos complicados, pasarán hambre, frío o calor, pero eso es parte de los golpes duros que da la vida”.

 

 

Por Martha López Huan