MÉRIDA, Yucatán, martes 28/08/18.- Las modas y la globalización están obligando a la sociedad yucateca a olvidar el valor nutricional de productos agrícolas locales tan importantes como el maíz, el frijol, las legumbres y frutas, advirtió el investigador Javier Mijangos Cortés, responsable del laboratorio de germoplasma del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY).

“Evitamos consumir productos locales para dar prioridad a otros que se venden en tiendas y supermercados, mientras tenemos alimentos económicos y ricos que cosechan trabajadores del campo yucateco”, indicó el docente en entrevista.

Explicó que en las últimas décadas el gobierno mexicano ha abandonado a los campesinos y agricultores que producen alimentos únicos y de gran valor alimenticio.

“Ahora se prioriza la venta de productos que no se producen en nuestro país, olvidando la necesidad básica de atender la nutrición de las familias mexicanas”, argumentó.

Aseguró que a lo largo y ancho del territorio nacional se cosechan frutas, verduras y legumbres ricas, variadas y con los elementos para superar los grandes problemas alimentarios del país.

“En Yucatán tenemos productos tropicales que producen campesinos que alimentaron por generaciones a los habitantes de esta región y ahora no se consumen”, reclamó.

Mijangos Cortés señaló que es importante que la sociedad aprenda a valorar los muchos y variados productos que se cosechan en nuestra región.

“Es importante darles el valor que representan y con ello llevarlo a las mesas de sus casas y hacer que rindan ante el valor de otros productos más caros y de poco valor alimenticio”.

Destacó que el maíz y el frijol son dos productos nativos de Mesoamérica y se consumen desde hace 8 mil años. Han sido, desde hace muchas generaciones, los alimentos más importantes en la dieta de los grupos originarios de este país y ahora somos deficitarios en el consumo y utilización del producto.

Agregó que los estudios realizados a estas dos especies demuestran que no solo tienen valores alimenticios muy altos, sino que diversificando su uso pueden ser preventivos ante enfermedades como el cáncer de colon, diabetes y colesterol.

“Hoy estudiamos las especies y conocemos sus aportaciones alimenticias, podemos ayudar a que la alimentación de los niños sea mejor. Necesitamos que la sociedad entienda que son baratos, están a la mano y tienen más propiedades alimenticias que muchos que se consumen en los centros comerciales”, agregó.

No obstante, aceptó que los investigadores y los gobiernos no tienen tanta comunicación para establecer dietas y procesos alimenticios en los centros escolares, en los comedores comunitarios y lugares donde se registran índices de desnutrición entre niños y ancianos.

“Requerimos que la sociedad recupere la conciencia, la identidad y los valores de la alimentación tradicional y que advierta que estos alimentos ofrecen las mejores alternativas para alimentarse y crecer como lo hicieron nuestros ancestros”, aseveró.

“Es una prioridad para organismos como el CICY difundir estos valores y que la sociedad regrese a darle presencia y calidad de vida a sus familias con productos que nos dan nuestros trabajadores del campo”, finalizó.