MÉRIDA, Yucatán, martes 04/09/18.- A casi tres años de haber sido visualizada y a tan sólo dos de su edificación, la Universidad Politécnica de Yucatán (UPY) ha mantenido un crecimiento tanto en su matrícula como en su infraestructura, lo que la ha convertido en una opción única de educación de calidad, así como en pieza clave en el desarrollo de la entidad.

El Gobernador Rolando Zapata Bello visitó esta institución, donde supervisó las modernas instalaciones que conforman su tercera etapa, las cuales representan una inversión de 40 millones de pesos en su construcción y equipamiento, el cual se encuentra en proceso de licitación debido a la especialización requerida. De acuerdo con lo programado, tanto el mobiliario como los dispositivos para esta sección comenzarán a llegar y acondicionarse en octubre, para concluir en diciembre próximo.

Acompañado del titular de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior (Siies), Raúl Godoy Montañéz, el titular del Poder Ejecutivo señaló que la UPY forma parte de cuatro obras importantes anunciadas en octubre de 2015, junto con el nuevo Hospital Materno Infantil, el Centro Internacional de Congresos (CIC) y el Palacio de la Música, las cuales hoy en día son una realidad.

Tras remarcar que en el caso de esta Universidad su avance ha sido secuencial y al momento continúa su modernización, el mandatario afirmó que tiene carreras que marcan tendencia en la actualidad global y harán que Yucatán y su economía tengan liderazgo en lo relacionado con las nuevas tecnologías e innovación, a su vez que da dirección a los pasos de la juventud que ahí se forma y prepara para enfrentar el futuro.

“Hoy estamos aquí para constatar la visión de lo que se anunció hace casi tres años y ahora es una realidad, porque algo que ha caracterizado a este mandato es que los compromisos se cumplen”, aseveró en presencia del rector de la UPY, Gildardo Sánchez Ante.

En este marco, se informó que año con año la matrícula ha ido incrementándose, pasando de 150 alumnas y alumnos en su apertura en 2016, a 444 que han iniciado el curso escolar 2018-2019. Además de que es la primera en emplear un modelo de alta especialidad, mismo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) está tratando de reproducir en otras Instituciones de Educación Superior (IES) del país.

El tercer edificio cuenta con salón de usos múltiples, áreas para videoconferencias, vinculación, coordinación, empresariado y capacitación, al igual que zona administrativa, cafetería con cocina, dos laboratorios de física y química con almacén, de manufactura de tarjetas de circuitos, sistemas digitales, servicios sanitarios, tres compuaulas, bodega general y pasillo central de interconexión con techumbre.

Al hacer uso de la palabra, Godoy Montañéz agregó que los planes de estudio con contenido especializado y diferente que se ofrecen no existían en ningún otro sitio, por lo que al contar con ello ha colocado a Yucatán en la mirada de las compañías del giro, reflejo de lo que está ocurriendo en el territorio en los últimos seis años.

“La Universidad se está convirtiendo en un atractivo muy importante de nuevas inversiones porque las carreras que aquí se tienen dan visibilidad a la entidad y ofrecen la preparación de capital humano que requiere la economía global”, destacó.

En la visita, Zapata Bello recorrió la segunda etapa de la UPY, en la cual se invirtió un total de 32.9 millones de pesos para la cimentación de dos salones, laboratorios de visualización de datos y de robótica, una compuaula, cuarto de tableros, oficinas, sala para docentes, espacio de trabajo para estudiantes, sanitarios, cuatro aulas y una de usos múltipes, así como habitación para almacenamiento e intendencia.

Dicha fase también comprendió la instalación de paneles solares que, además de fungir como techo para una parte del estacionamiento, garantizan la generación de 51 mil kilowatts, lo que en la actualidad representa un 40 por ciento de ahorro de energía eléctrica que se requiere. En ello se destinaron tres millones de pesos.

Asimismo, el establecimiento de una planta de tratamiento de residuos que recoge las descargas sanitarias para, después de un proceso de tratamiento, verterlas en el área de árboles y flora cercana, la cual costó 1.1 millones de pesos.