MÉRIDA, Yucatán, lunes 15/10/18.- La Muestra de Altares de Hanal Pixán (Comida de ánimas), que se realizará el próximo 27 de octubre, cumple 25 años de exhibir en la Plaza Grande de Mérida delicias para los fieles difuntos que al final disfrutan los turistas locales, nacionales e internacionales.

Este año participarán más de 50 municipios de los 106 que hay en Yucatán y si sumamos los altares de las dependencias de gobierno y las ONG´s, tendremos más de 70 en este 2018 –manifestó Erica Millet Corona, secretaria de la Cultura y las Artes (Sedeculta).

En entrevista exclusiva, la funcionaria comentó que el objetivo de dar continuidad a la enorme muestra de altares “es promover nuestra identidad cultural y difundir las tradiciones que nos legó el pueblo maya”.

La enorme muestra de Hanal Pixán significa que se distribuirán en el corazón del centro de Mérida mesas con atoles y chocolates servidos en jícaras, dulces de papaya, camote, cocoyol, yuca, pepitas, cacahuates, pibes, tamales horneados, vaporcitos y en algunos casos “las comidas preferidas de los fieles difuntos, como relleno negro, cochinita pibil y pavos asados”.

Algunos miembros del interior del Estado llegarán dos días antes para instalar casitas de paja y corrales con gallinas y cerdos, a fin de que los visitantes nacionales y extranjeros tengan una idea de cómo viven y cómo veneran los mayas de hoy a sus fieles difuntos.

Otros instalan comales para elaborar sus tortillas hechas a mano e invitar al turista “a un taco” de cochinita pibil, lechón al horno o el guiso de su preferencia, acompañados con salsas de chile habanero, chile max o chile molido.

Erica Millet Corona considera que “el Hanal Pixán, tradición gastronómica que honra a los muertos de Yucatán, sigue viva porque fortalece la identidad de la región, sobre todo en las escuelas que promueven la instalación de altares, organizando concursos para que los jóvenes investiguen y sus obras se apeguen a las costumbres de antaño”.

Cada año cautiva a miles de visitantes nacionales y extranjeros que disfrutan el más mínimo de detalle, desde las flores endémicas, veladoras, retrato de los fieles difuntos, manteles blancos adornados con figuras de hilo contado, hasta las jícaras llenas de comida y xec –añadió.

En el caso de los niños, los altares incluyen velas de colores y algunos juguetes que en vida eran los preferidos de los pequeños difuntos, “a los adultos se les pone su ropa, coa, calabazo (recipiente para agua) sabucán u otro artículo que llevaban cuando iban a la milpa”.

MARTHA LÓPEZ HUAN