MÉRIDA, Yucatán, miércoles 17/10/18.- Aunque finalmente la Contraloría lo sacó ayer de la UTM, David Alpizar Carrillo, ex director de la universidad, sacó papeles que lo comprometen debido a la quiebra financiera del plantel.

La razón por la cual David Alpizar Carrillo se negaba a dejar la dirección de la UTM era para ganar tiempo para tratar de ocultar la corrupción que practicó en el plantel, denunciaron maestros de la escuela.

Nuestros informantes dijeron que David Alpízar es protegido por Cinthia Braga, encargada de servicio social, y por Sheila Aguilar y Can jefa de finanzas, quienes a escondidas sacaban los libros contables y la información delicada.

Ya cuando era inminente que lo dejen fuera, a manera de lavarse la manos culpó a muchos, empezando con el ex gobernador Rolando Zapata Bello, del saqueo que se le hizo a las arcas de la Universidad Tecnológica Metropolitana.

En su escrito se presenta como inocente, honrado y justo, ya que afirma que con la ebullición del proceso electoral, desde la designación de los candidatos, empezaron a aparecer los suspirantes a la rectoría (ya saben, compadres y ahijados) y que le pidieron dinero, pero que no lo dio, porque primero le debían dar lo que se debía.

En su manifiesto acepta que UTM está totalmente quebrada de tanto “sangrado” al presupuesto, del que la universidad fue objeto.

Según su escrito, resulta que los priistas de ahora, menos él, son malos y afirma que el verdadero PRI era el que fundó su papá, quien se preocupaba por la gente y la prosperidad del pueblo y no los de ahora que sólo piensan en sí mismos.

David Alpizar afirma que los recursos federales para construcción o mantenimiento administrados por el estado como el FAM o escuelas al 100, se iban en la UPY, ya que en la construcción esté el ‘bisne’.

Con un cinismo impresionante y tratando de quedar bien, dice que cuando ganó el PAN respiró, pero no porque soñara con quedarme, sino por la esperanza de que un partido con ganas de atender a la gente y sus necesidades, seguramente destinaría más recursos para la educación.

Según dice recibió una escuela financieramente quebrada, que debía más de siete millones al ISSTEY, más de cinco millones a proveedores, el fondo de contingencia de cuatro millones había desaparecido y casi tres millones cobrados a los alumnos por concepto de títulos tampoco existían.