MÉRIDA, Yucatán, martes 23/10/18.- Cuando nadie en su sano juicio quiere tomar las riendas del PRI estatal, el diputado local Luis Borjas Romero alzó la mano y dijo “yo quiero”, a pesar de su polémico pasado como funcionario, porque de su afición a la bebida poco podemos decir sin mordernos la lengua o pisarnos la cola.

El paso de este diputado tricolor por la delegación de la Sedesol y por la Secretaría de la Juventud fue polémico y salpicado de denuncias de corrupción, hasta que lo designaron candidato a diputado por el Distrito XIII.

En los primeros días de septiembre, una trapecista política, que ha estado en el PRI, el PAN y ahora en MORENA -Blanca Estrada Mora-, escribió en el Ex DY, que Luis Borjas dio un bochornoso espectáculo en el área de bar de un conocido restaurante (Sonora MID) y que ebrio iba de mesa en mesa, copa en mano, saludando  a los presentes y diciendo a gritos ¡Soy tu diputado!. Eso dice la señora de tanta convicción política que cambia de partido cada vez que le conviene a sus intereses.

Es larga la historia de Luisito, pero no es el tema de hoy, porque ahora diremos que quiere dirigir al PRI estatal, lo cual también quieren hacer Walter Salazar Cano, quien acaba de perder la batalla que encabezó para tratar de insubordinar a los rectores priistas, y Jorge Carlos Berlín Montero, cerverista e ivonista confeso.

También Ricardo Béjar dijo “yo quiero”, un priista gris de quinta categoría, quien dijo que quiere vender la Ex Casa del Pueblo, esa que Dulce María Sauri Riancho le robó al pueblo y se la adueño para el PRI.

De esta diputada federal y ex gobernadora también hablaremos por su “liquidación henequenera” y por haber impuesto la ley seca los domingos, lo que luego otros modificaron para poner un límite irracional a la venta de licor, lastre que llevamos hasta ahora y que ningún gobernador ha querido quitar porque le faltan lo que al Grillo le sobran. Nos vemos en la próxima.