LEÓN, Guanajuato, sábado 17/11/18.- Dedicación, pasión, entrega y cuidado de hasta el más mínimo detalle son algunas de las características que definen al taller artesanal de calzado Atelier Amareto, un negocio familiar que inició hace ocho años con el objetivo de crear zapatos personalizados que sus clientes no podrán encontrar en ningún otro lado.

“No es lo mismo comprar un disco en la tienda, a que te compongan una canción”, ironiza don Gustavo López Murillo, dueño del establecimiento situado a poco menos de 700 metros de la metrópoli leonesa, para demostrar el valor de una pieza única, en la que se invierten desde 15 hasta 20 días de trabajo.

En el taller “Atelier Amareto” laboran siete personas, entre ellos Claudio, hijo de Gustavo, quien es el genio creativo detrás del diseño de la mayoría de las piezas, y Norberto Barrón, de 85 años, cuyo padre, abuelo y bisabuelo también fueron zapateros, que aporta toda su experiencia para orientar a los más jóvenes.

“Buscamos rescatar el trabajo artesanal, menos cantidad y más calidad”, enfatiza el dueño mientras recorre las diferentes estaciones del taller y detalla el proceso que se sigue para elaborar cada par de zapatos, altamente demandados sobre todo por clientes nacionales y extranjeros de países tan lejanos como Emiratos Árabes Unidos, Japón y Australia.

“El primer paso es escuchar lo que el cliente desea. Después se pasa al departamento de diseño; le siguen las etapas de corte de la piel, armado, puntado y acabados finales”, dijo.

Por los procesos tradicionales que se realizan en el taller, totalmente alejados de las fábricas gigantescas que abundan en esta región del Bajío, el precio de unos Atelier Amareto ronda los dos mil 500 y cuatro mil pesos, cifra que puede aumentar según los materiales que lleve el calzado, considerado de autor.

Don Gustavo explica que para los zapatos usan pieles de vaca, borrego y prácticamente cualquier animal (en su galería tienen modelos con estampados de avestruz, por ejemplo), pero la mejor, en su experiencia, es la de cerdo, debido a su gran resistencia.

El taller (que surgió como una iniciativa de la familia en febrero de 2011) lleva por lema “Por amor al arte”, lo que habla del interés de sus propietarios de marcar la diferencia a través del centenario oficio del zapatero. Cada producto terminado es entregado en caja de madera y envuelto por finas telas.

“No ha sido fácil, hemos tenido nuestros altibajos”, confiesa López Murillo, quien decidió emprender después de treinta años de trabajar en diferentes comercios de materiales para calzado en León y de admirar las obras de talleres artesanales europeos que, dicho sea de paso, llevan por nombre “ateliers”, de donde tomó la inspiración para su establecimiento.

Uno de los canales de distribución más importantes para Atelier Amareto ha sido, además de las recomendaciones de boca en boca, las redes sociales, donde se les puede encontrar en Facebook y en Instagram. Hacen envíos a todo México.