MÉRIDA, Yucatán, miércoles 21/11/18.- A pesar del cambio de secretario de Educación, en la SEGEY hay por lo menos 100 incrustados, con buenos sueldos y sin que llenen el perfil, pues son funcionarios, parientes, compadres, amigos, hijos, cónyuges y demás de los que fueron titulares de la dependencia.

“El magisterio yucateco merece salir de la ignominia en la que está sumido por esta camarilla de ladrones; merece que no quede en la impunidad todo el desagravio en el que ha vivido en los últimos 11 años, de modo que esperamos que usted señor gobernador (Mauricio Vila) encuentre los mecanismos legales que hagan pagar a estos delincuentes”, indican los maestros.

Los quejosos afirman que lo peor de la SEGEY ocurrió con Delio Peniche Novelo, Víctor Caballero Durán y Raúl Godoy Montañez, por el alto grado de corrupción que estos tres dirigieron a la dependencia.

De acuerdo con maestros, están incrustados en las escuelas y áreas estratégicas (Dirección General de Educación Superior 31ADG0031B, Centro de Evaluación Educativa del estado de Yucatán 31ADG0021V, y la Coordinación Técnica de Apoyo a la Educación 31ADG0003F).

Los informantes aseguran que en la repartición, a todo el primer y segundo nivel de mando los beneficiaron con plazas de profesores investigadores de educación superior titulares B y C en su mayoría, sin importar el perfil académico obligatorio de la categoría.

 ¿Por qué en educación superior? Por dos simples razones: la educación básica se controla estrictamente desde el centro del país y se impide que los profesores se encuentren fuera de sus escuelas, y por la conveniente creación del mejor montaje para albergar la mayor corrupción de la historia moderna de nuestro estado, la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior, mejor conocida como SIEES.

Desde su nacimiento ha contado con la celosa protección de su progenitor, el hoy tristemente célebre Raúl Godoy Montañez, artífice de la red de corrupción más devastadora que ha conocido el magisterio yucateco, quien con absoluto descaro y cinismo otorgó sueldos, erogaciones y beneficios a su club de amigos, verbigracia sus asesores que por una visita cada treinta días recibían la onerosa paga de $150 mil mensual, a sus “secretarios técnicos” y a sus brazos ejecutores como Roberto Bustillos, Ricardo Polanco y Ricardo Bello con salarios cercanos a los $100 mil al mes.

Hoy, aunque ya no es el titular de SIEES, esta secretaría aún es su reino y ejerce su poder, ya que toda su gente de confianza se mantiene operando desde ahí, cobijados bajo la figura de Ricardo Bello Bolio (primo de Rolando Zapata Bello), Josué Sosa Solís (yerno del profesor Jorge Flores Chuc) y José Herrera.

Las figuras más prominentes de la red de corrupción “trabajan” sin más registro de asistencia que una hoja con su nombre, en el edificio de la ex Facultad de Psicología:

Roberto Bustillos Madera, titular C tiempo completo

Bertha Maldonado Escobedo, titular C tiempo completo

Javier Bazán Méndez, titular C tiempo completo

Miriam Valencia Trujillo, titular C tiempo completo

Luis Alfonso Peniche Pérez (hijo de Delio Peniche), titular B tiempo completo

Luis Fernando Torres Avilés (asistente de Delio Peniche), titular C tiempo completo.

José Luis Suárez Hernández (hijo de José Luís Suárez, exdirector administrativo de SEGEY) titular C tiempo completo.

Felipe Andrés Ortega Santana, titular C tiempo completo.

Ernesto González Osorio (cuñado de Gabriel Zapata Bello) titular A tiempo completo.

Alfonso Díaz Herrera (jefe de la oficina de Víctor Caballero) titular B tiempo completo.

Eduardo Monroy Ortiz (“secretario técnico” de SEGEY) titular C tiempo completo.

Los profesores denunciantes llaman delincuentes a estos sujetos, que cobran un salario que representa una ofensa a los maestros y le preguntan a la secretaria de Educación Loreto Villanueva por qué siguen en la secretaría, ya que nunca han trabajado en una escuela de educación superior y tampoco tienen investigaciones científicas y publicaciones en revistas arbitradas.

Indican que cómo es posible que Bertha Maldonado, Roberto Bustillos y Javier Bazán hayan dado clases en posgrado si ellos mismos jamás han estudiado alguno, ya que estas personas no cuentan con los estudios mucho menos la habilitación para tener las plazas que ilegalmente siguen cobrando.