MÉRIDA, Yucatán, miércoles 16/01/19.- Los habitantes del Poniente de Yucatán que viven en Kinchil, donde habitantes y periodistas denuncian graves casos de contaminación por los efluentes arrojados por una granja, podrían estar en riesgo, así como la fauna que habita en galerías subacuáticas de la zona, advirtió el ambientalista Sergio Grosjean Abimerhi.

–En esas galerías subacuáticas hay cientos de especies y muchas de ellas endémicas y en peligro de extinción –agregó el autor del libro “Secretos de los cenotes de Yucatán”.

En entrevista exclusiva para hablar del problema de la contaminación, el director de Expedición Grosjean, comentó que Kinchil es uno de los 53 municipios que en base con el Decreto número 117 se ubica en la denominada Reserva Estatal Geo Hidrológica del Anillo de Cenotes.

–La población está en una de las cuatro sub zonas del área natural protegida, específicamente en el sitio determinado como de tránsito con dirección a la zona de descarga hacia los humedales y la región costera, ubicada en el municipio de Hunucmá, donde hay al menos 60 cenotes –aseveró.

El ambientalista, quien junto con su equipo ha saneado durante más de 20 años más de tres mil cenotes de Yucatán, consideró que el asunto de la granja de Kinchil “es delicado, porque en el sitio donde se reportan las descargas son suelos muy delgados y los contaminantes de manera casi inmediata penetran al manto freático”.

En Kinchil no hay procesos de atenuación, “como reacciones físico-químicas que se desarrollan en otras zonas donde los suelos son más gruesos, como en el sur del estado”.

Tradicionalmente, el mayor problema lo provocan algunos contaminantes orgánicos, “pues son persistentes y se transportan a grandes distancias y producen una variedad de efectos tóxicos, llegando incluso al mar”.

De acuerdo con varias investigaciones, esos contaminantes tienen relación con la marea roja, “esa contaminación de los mares que se da comúnmente de forma natural, pues la producen seres unicelulares planctónicos llamados dinoflagelados, siempre presentes en el mar, los cuales producen una toxina”.

Sin embargo, generalmente están presentes en cantidades tan pequeñas que casi nunca causan problemas, pero cuando hacen acto de presencia en el acuífero residuos sólidos y líquidos sin el tratamiento debido como aparentemente sucede en Kichil, éstos se transportan contaminando todo a su paso, como humedales, mares y la zona costera.

Esa condición provoca graves problemas de “eutrofización” en las aguas, debido en parte, a que el excedente de nutrientes hace que se reproduzca de manera acelerada estos seres unicelulares, “situación que acrecienta las llamadas de mareas rojas, que finalmente traen graves consecuencias a la pesca, turismo y salud”.

— El resultado final es un ecosistema casi destruido –precisó el ambientalista e investigador y asesor de documentales de National Geographic, Discovery Channel y BBC, así como de firmas japonesas y españolas.

De igual forma, Sergio Grosjean dijo que en los municipios por donde transita el agua de manera subterránea, hay gente que aprovecha ese recurso hídrico para labores domésticas e incluso para beber, “si el agua está contaminada causa graves problemas de salud”.

Una medida inmediata de prevención sería evitar el consumo de agua de pozo, pero es una práctica muy común en la zona rural de Yucatán.

Finalmente comentó que no existe justificación alguna para dañar al ecosistema, “porque actualmente hay equipos y sistemas con la tecnología adecuada para tratar las aguas residuales que generan las granjas”.