MÉRIDA, Yucatán, martes 05/01/19.- El “machito” yucateco Wilberth Francisco Martín Chi estará en prisión durante todo el proceso penal en su contra por humillar a su mujer a quien le dijo “muerta de hambre” y golpear a su hijo con una pesa.

La juez de control Suemy del Rosario Lizama Sánchez imputó por los delitos de violencia familiar (2) y lesiones calificadas a Wilberth Francisco Martín Chi.

Este sujeto abusó emocionalmente de su esposa e hijos y además golpeó a uno de ellos con una pesa para hacer ejercicios. Como medida cautelar lo dejaron preso durante todo el tiempo que dure el proceso y será vinculado el viernes 8 de febrero.

Los hechos fueron denunciados por la señora María Margarita Palomo Rivero, agredida, y por el ataque a su hijo de 16 años, de identidad reservada.

De acuerdo con la denuncia, a las diez de la noche del jueves 31 de enero, la ahora agraviada estaba en su casa, ubicada en el fraccionamiento San José Tzal, en compañía de sus hijos de 16 y 4 años.

Empezó a discutir con su marido por cuestiones económicas y en un momento dado el sujeto comenzó a humillarla por el hecho de haber salido con unas amigas; cuando le sirvieron su cena, le tiró el plato de comida y le gritó a la mujer que no sabía cocinar.

Luego tomó unas pesas y simulando como que hacía ejercicio intentaba golpearla, mientras la mujer esquivaba los ataques; luego la sacó de la casa. Como la mujer le pidió a su hijo mayor que solicitara un Uber para irse, el tipo enseguida empezó a ofenderla.

En un momento dado, el muchachito prendió el televisor para que no escuche la discusión, pero su papá apagó el aparato. Enseguida el menor se acostó en un colchón y de ahí lo corrió su padre y le dijo que no tenía derecho de estar ahí.

La mujer, ya cansada, le hizo frente al sujeto, sólo que éste la humilló más, la grabó, al igual que a su hijo, que estalló y discutió con su progenitor, quien lo golpeó en la cabeza un golpe con la pesa,

Esto generó un gran escándalo, de modo que intervinieron unos vecinos y antes que el menor salga de la casa, le gritó que se lo merecía.