MÉRIDA, Yucatán, martes 19/02/19.- El chiapaneco Alexander Castellanos González resultó ser un asesino consumado, luego que fue condenado a 35 años de cárcel por el delito de feminicidio agravado, se supo que mató y violó de más de 50 puñaladas a un hombre en Tabasco.

Fue condenado, mediante un procedimiento abreviado, por violar y matar con extrema saña, de 44 cuchilladas, a la mesera Mayra Rosalía Chan Tilán, a quien mató en diciembre pasado, luego que en marzo de 2018 asesinó al tabasqueño.

La juez de control Elsy del Carmen Villanueva Segura y las partes en el homicidio de la mesera, acordaron la condena de 35 años y lo condenaron a la reparación del daño ocasionado por un pago de más de un millón 300 mil pesos.

Luego de ser condenado, el juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero respondió a un exhorto de un juez de Tabasco, para ejecutar una orden de aprehensión en contra del chiapaneco.

Mugarte Guerrero lo imputó por el delito de homicidio calificado, que en Tabasco se castiga con pena de cárcel que va de 20 a 50 años de prisión, tras la denuncia de Eugenio Pérez Alegría, hermano de la víctima José Manuel (a) “Manuelón”, de 40 años de edad.

Durante la audiencia, el chiapaneco no dio muestra de arrepentimiento por sus crímenes, guardó silencio y renunció al plazo de vinculación.

En marzo del 2018, Castellanos González vivía en la casa de su abuela, en Chontalpa, Huimanguillo, Tabasco. El 9 de ese mes, en el campo de fútbol del poblado se encontró con el ahora occiso, con el que bebió bebidas embriagantes.

Fue visto por una menor de edad, familiar del ahora occiso, quien se percató que fueron a comprar cervezas a bordo de una camioneta y que luego entraron a la casa de su tío, ubicada en el kilómetro 3 de la colonia “José María Morelos y Pavón”, de Huimanguillo.

Al día siguiente, el hijo del ahora occiso, por indicación de su madre, de la que vivía separado, fue a llevarle comida a su padre y lo encontró sin vida en medio de un charco de sangre y con manchas de líquido hemático por todos lados.

El cuerpo yacía desnudo y se encontró que había sido ultrajado, pues presentaba rastros de semen en la región anal. En la inspección en el lugar, se halló una billetera del ahora procesado y un envoltorio con cocaína.

El cadáver tuvo más de 50 heridas producidas con saña y crueldad extrema, pues habían interesado en hueso, en la cara, cráneo, tórax anterior y posterior, al igual que en ambos brazos.

La causa de muerte fue certificada como choque traumático y hemorrágico por desangramiento.

Luego del crimen, Castellanos González abandonó la casa de su abuela y la comunidad y se fue a vivir a Cancún, donde también se vio envuelto en problemas con la justicia, porque acuchilló a una persona.

Su segundo crimen, en igualdad de circunstancias, en enero de este año, cuando llevó a Mayra al taller, el día en que ella cumplía 24 años la mujer, el pasado 8 de diciembre, en la colonia Francisco I. Madero.

Cuando se descubrió el cuerpo completamente desnudo de la mujer, notaron que tuvo cinco heridas en el cráneo, cinco en el cuello, tres en el tórax anterior, 18 en el tórax posterior, una en el abdomen, 10 en los miembros superiores y dos en los inferiores.

No murió de manera instantánea, sino que falleció desangrada, como “Manuelón”.

La mujer tenía dos hijos menores de edad, una niña de 4 meses y un varón de 4 años, los cuales viven en Xaya, Tekax, de donde es originaria; además que trabajaba de empleada doméstica en el Country Club, los fines de semana como mesera en el bar “La Isla” de la colonia Bojórquez.

El día de los hechos, la víctima empezó a meserear y fichar,;cuando llegó Castellanos González al bar le pidió a dos mesaras que tuvieran relaciones a cambio de 700 pesos, pero lo rechazaron; luego invitó a unas cervezas a Mayra y le hizo la misma propuesta, pero también lo rechazó; más tarde el sujeto se retiró, pero volvió antes de la hora del cierre del lugar y convenció a Mayra de que se fuera con él a cambio de $700.

Cuando retornó, la joven se encontraba bastante ebria y una compañera de nombre “Mía”, al ver que se iba a ir con el sujeto, le pidió que se cuidara y ésta le comentó que le iba a pagar 700 pesos por estar un rato con él.

Al día siguiente, el dueño del taller, ubicado en el predio número 178 de la calle 29 diagonal entre 34 y 36, de la Madero, el señor Pedro Solís, al pasar por el lugar vio que estaba abierta la puerta del acceso de la parte de la vivienda.

Entró y encontró desnuda, en medio de un charco de sangre, a la joven Chan Tinal, de modo que avisó a las autoridades, que detuvieron al chiapaneco, porque lo vieron por las cámaras de seguridad del bar con la mujer.