MÉRIDA, Yucatán, jueves 21/03/19.- El fenómeno arqueo-astronómico de luz y sombra que se registra en la alfarda norte del Castillo de Chichén Itzá y que simboliza el descenso de Kukulcán, se descubrió hace casi medio siglo y sigue cautivando al mundo, manifestó el arqueólogo mexicano Alfredo Barrera Rubio, investigador del Instituto de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán.

—La manifestación de la Serpiente Emplumada tiene sus antecedentes en los años 70s gracias al artículo denominado “Una hierofanía en Chichén Itzá” de un investigador francés, pero no trascendió a nivel popular, sino hasta que el especialista en Antropología Luis Arochi anunció el fenómeno -explicó.

El antropólogo Barrera Rubio, recipiendario de la Medalla Yuri Knorosov en 2015 en Mérida, Yucatán, explicó que después del anuncio, “Arochi realizó una serie de libros para divulgar el fenómeno de luz y sombra y a partir de ahí empezó a fluir gente para disfrutar la bajada de Kukulcán cada 21 de marzo, que coincide con la efeméride del Benemérito de las Américas, Benito Juárez y con el equinoccio de Primavera”.

Sin embargo, el escritor e investigador señaló que los visitantes pueden observar el fenómeno de luz y sombra dos días antes y dos después del equinoccio de Primavera, “que este 2019 se registró el 20 de marzo, a las 15:59 horas”.

La bajada de Kukulcán, considerada como una hierofanía, es decir, el acto de manifestación de lo sagrado, “causa interés en el mundo por el simbolismo calendárico que se registra en el Castillo de Chichén Itzá”, que desde 2007 fue designado una de las Siete Maravillas del mundo moderno.

“Para construir el Castillo de Chichén, igual que otras edificios de la cultura maya, los arquitectos prehispánicos tomaron en cuenta la posición de los astros”, comentó el investigador adscrito a la Sección de Arqueología del Centro INAH Yucatán.

El simbolismo calendárico del Castillo, explicó que se demuestra en los 91 escalones que hay en cada una de las alfardas que rematan con la plataforma final que está en la cúspide y hacen 365 días del año solar.

La construcción maya, enclavada en la zona arqueológica de Chichén, designada Patrimonio de la Humanidad en 1988, también tiene “una serie de 26 tableros en cada una de las alfardas, es decir, son 52 años que equivalen al ciclo solar de esa cultura prehispánica”.

“Los ciclos mayas se repiten cada 52 años”, añadió.

El arqueólogo Barrera Rubio confirmó la presencia de la Serpiente Lunar que se registra después de la primera Luna llena del Equinoccio de Primavera, es decir, 40 días después del 20 de marzo.

El investigador informó que no sólo en la zona arqueológica de Chichén Itzá o Dzibilchaltún se registran fenómenos de luz y sombra, “sino en otros como Uxmal, El Palomar, Tulum, Oxkintok y algunos más de la Ruta Puuc”. único.

MARHTA LÓPEZ HUAN