MÉRIDA, Yucatán, sábado 06/04/19.- En la recta final de la campaña por la presidencia estatal del PRI en Yucatán, se confirma que el autollamado “candidato de los pueblos”, Diego Lugo Interián, es, en realidad, títere de Alito Moreno, el polémico gobernador de Campeche.

Alito o “Vandalito”, como le dicen los campechanos, de acuerdo con fuentes priistas, tiene metidas las manos en Yucatán, abanicando y financiando al alcalde de Sucilá, como parte de su estrategia para contrarrestar a su adversaria Ivonne Ortega Pacheco, ya que ambos aspiran a la presidencia nacional del PRI y la ex gobernadora lo aventaja en popularidad.

Desesperado, ambicioso y en su afán de ganar a como dé lugar, Diego Lugo aceptó el apoyo del gobernador campechano y se ha prestado a la “guerra sucia” en contra de Panchito Torres y otros personajes del PRI, sin el menor escrúpulo como lo ha sido en su oscura carrera política.

De carácter violento y prepotente, Lugo Interián se quiere hacer a la víctima diciendo que lo llamaron huiro y pueblerino, pero es solo parte de su burda estrategia para tratar de engañar a los priistas  y obtener votos en los municipios.

También sin medir las consecuencias, Diego Lugo le ha apostado a enfrentar a los priistas del interior del estado contra los de Mérida, solo para sacar raja política, en lo que es un verdadero acto irresponsable.

Contra la lógica, es un candidato que quiere ganar dividiendo, restando, no sumando.

En su desesperación, el alcalde de Sucilá, quien tiene cuentas pendientes por presuntas irregularidades de su anterior administración, como dio a conocer la Auditoría Superior del Estado (ASEY), quiere ser presidente estatal del PRI para ejercer presión contra las autoridades, a fin de que no procedan en su contra y termine en la cárcel.

Así las cosas, a unas horas de las elecciones del PRI en Yucatán, Diego Lugo está dispuesto a todo y no sería raro que, al verse perdido, intente “reventar” el proceso, pues, total, se dice que su “plan B” es irse a otro partido: ahí, el “Huiro” se juntaría con el “Indio”, como le llamaron los panistas a “Lechitas” (Joaquín Díaz Mena).