PROGRESO.- El crucero “Caribean Princess”, que ayer jueves arribó por primera y única vez a este puerto, es un lujoso hotel flotante que tiene todos los servicios para que el pasajero permanezca cómodo a bordo, aunque el buque esté atracado en algún muelle.

El moderno navío de recreo, de 294 metros de eslora, que fue botado al mar hace nueve años, se construyó en un astillero de Italia; tiene 16 pisos, dos albercas, tres restaurantes, teatro con capacidad para 850 personas, casino, gimnasio, sala de spa, acupuntura, área para clases de zumba y biblioteca con internet. También tiene salas, tres bares, uno en la cubierta, sala de cine.

Una de las albercas está situada en la proa, la cual se observa desde el espacioso puente de mando, que opera con un sofisticado equipo de navegación. La nave se desplaza a 21 nudos por hora (casi 39 kilómetros por hora).

El jefe de navegación y operación marítima del buque Pepe Culiandra, originario de Italia, explicó que la nave se opera con un botón.

El capitán Culiandra fue el encargado de explicar al alcalde Daniel Zacarías Martínez, al comandante de la IX Zona Naval, vicealmirante Francisco Pérez Rico y al director de Promoción Turística del gobierno estatal Mario Peniche Cárdenas, cómo funciona el puente de mando del buque.

“Este puente de mando es como la torre de control de un aeropuerto, pues cuenta con el equipo más moderno para operar el barco en la travesía y para las maniobras de atraque; la nave tiene  propelas giratorias, que garantizan un atraque seguro.

El Caribean Princess también tiene un timón, sistema de radar para detectar algún barco que esté cerca, como ocurrió ayer, cuando a la hora de las maniobras de atraque arribaba un barco de la Armada de México, al cual se le dio prioridad para su atraque.

El buque tiene 300 cámaras de vigilancia interna y externa, micrófonos, con lo que se graba todo lo que se habla a bordo y se registra en una caja negra, pues según explicó Culiandra, en caso de hundimiento, como ocurre en los aviones, se rescata la caja negra y se analizan todas las grabaciones.

El buque está al mando del capitán Craig Street, de nacionalidad escocesa y de  41 años de edad; el capitán tiene cinco años de experiencia a bordo de cruceros. La tripulación está compuesta de italianos y de filipinos, así como del mexicano Eros Gahona, originario de Veracruz, quien labora como cocinero.

Aunque tiene capacidad para 3,300 pasajeros, el buque  sólo trajo a 1,707 turistas, ya que fue rentado para un viaje de recreo de ex combatientes de guerra de Estados Unidos; la mayoría combatió en Vietnan, ya de edad avanzada y muchos se mueven en sillas de ruedas y con el apoyo de burritos.