El papa Francisco.- (Grillo Porteño)
El papa Francisco.- (Grillo Porteño)

EFE – “Las reglas del mercado, la cultura del descarte y del desechar en el caso de la alimentación tiene proporciones inaceptables. Junto a otros factores, determinan miseria y sufrimiento para tantas familias. Hay que repensar a fondo el sistema de producción y de distribución de los alimentos”, destacó.

“Con el pan no se juega. Me acuerdo que cuando era pequeño y se caía el pan nos enseñaban a recogerlo a darle un beso y volver a ponerlo en la mesa”, exclamó.
Francisco valoró el trabajo de los agricultores “llamados a responder con audacia y creatividad al mandato entregado desde siempre al hombre de cultivar y custodiar la tierra”.
“La obra de cuantos cultivan la tierra, dedicando generosamente tiempo y energías, se presenta como una verdadera vocación que merece ser reconocida y valorada también mediante elecciones políticas y económicas concretas; eliminando los obstáculos que penalizan una actividad tan valiosa y que, con frecuencia, es vista como poco apetecible por las nuevas generaciones”.
Si bien, recordó que se “registra un aumento en el número de estudiantes de las escuelas y de los institutos (de enseñanza) agraria, que permite prever un aumento de la ocupación en el sector agrícola”.
Al mismo tiempo, Francisco señaló que “es necesario prestar atención a la tan difundida sustracción de tierra a la agricultura para destinarla a otras actividades, aparentemente más rentables”.
Francisco criticó como también en este aspecto domina “el dios dinero” y como “hay personas que no tienen sentimientos, que venden la familia y que venden también la madre tierra”.
El pontífice argentino afirmó que los desafíos en este campo son: “Cómo realizar una agricultura con bajo impacto ambiental y cómo hacer para que el cultivo de la tierra suponga al mismo tiempo custodiarla”.
Frente a estos interrogantes, el papa invitó a los agricultores a “reencontrar el amor por la tierra como madre -como diría san Francisco- de la que hemos sido hechos y a la que estamos llamados a volver constantemente.”.
Y les propuso “custodiar la tierra, haciendo una alianza con ella, a fin de que siga siendo, como Dios la quiere, fuente de vida para toda la familia humana”.