MÉRIDA.-  Alicia Loaiza Corona, la ex modelo acusada de quemar vivo a su novio en Guanajuato, denunció la ‘desaparicion’ de sus hijos, a los que dejó abandonados en su casa de la colonia Plan de Ayala Norte, de Mérida, donde vive desde hace varios años.

 

Con declaraciones muy confusas, faltas de lógica y hasta cierto punto contradictorias, la mujer afirmó que llegó a su casa casi a la medianoche y que no vio a sus hijos, pero no le preocupó sino hasta al día siguiente, en una actitud que prácticamente ninguna madre tendría al no hallar a sus hijos en su casa.

Los menores, según le dijeron vecinos a la propia mujer, se los habría llevado la Policía, aunque no pudieron precisarlo con exactitud y de ser así, se ignora si fue por mandato judicial o porque los dejó abandonados a altas horas de la noche.

En su denuncia, la ex modelo justificó su ausencia, pues, según dijo, fue a una diligencia al centro de la ciudad y se distrajo, además de que el tráfico vehicular fue lento, por lo que no pudo regresar temprano.

El caso de Alicia Loaiza, oriunda de Guanajuato, pero radicada desde hace varios años en Mérida, ha sido ampliamente difundido en medios locales, nacionales e incluso del extranjero, toda vez que se hizo público que en su adolescencia fue acusada de quemar vivo a su novio en Irapuato, de donde huyó para no responder a dicho crimen.

En Mérida, en donde vivía con su esposo, llevaba una vida normal, incluso participó como modelo en campañas publicitarias de Gran Chapur.

En su denuncia, presentada el 1 de julio ante la agencia 35 del Ministerio Público, Alicia Loaiza, dijo tener su domicilio en la calle 52 entre 17 y 29 de Plan de Ayala Norte. Indica que el 30 de junio, poco antes de las 20 horas dejó en la casa a sus hijos, una niña de 13 años, y un varón de 9, cerrando la puerta y reja con llaves, pero le dejó un juego por si tenían alguna emergencia.

Se fue a la Plaza Grande a vender un reloj, llevando a su tercera hija, de 2 años, pero se  distrajo un poco y se le hizo tarde, además de que el tráfico atrasó su autobús, por lo que regresó a su domicilio a las 23:50 horas.

El candado de la reja estaba puesto y las luces de la habitación de sus hijos ataban encendidas, por lo que supuso que estaban dormidos, de manera que se cambió de ropa y luego fue al cuarto de los niños y vio que no estaban, aunque ya no hizo mucho porque el último camión pasa a las 23:30 horas y su celular no encendió.

Esperó a que amaneciera, llamó a su abogado, prestó un teléfono celular a un vecino y habló con otros de ellos y éstos le dijeron que en la noche vieron a unos policías que estaban en las puertas de la casa, pero no supieron decirle si ellos se llevaron a sus hijos, motivo por el cual interpuso la de la denuncia.

En su denuncia precisó que ella tiene la custodia provisional de los niños.