MÉRIDA, Yuc., miércoles 08/08/18.- Roberto Lozano Tamez, quien el domingo 5 fue atacado por sus dos tigres de Bengala, presenta muerte cerebral y sus probabilidades de mejoría son escasas, según los reportes médicos.

Su hijo adolescente Neithan L.V., quien fue el primero en ser atacado por los felinos de más de 150 kilos y fue sometido a una cirugía el mismo domingo, ya se encuentra fuera de peligro, aunque sigue delicado.

Padre e hijo fueron atacados en el rancho del propio Lozano Tamez ubicado en el kilómetro 22.5 de la carretera federal Mérida-Motul, en el municipio de Baca, cerca de la hacienda ganadera “Santa María”, de la familia Ponce Díaz y a 15 minutos de la capital yucateca.

Oficialmente no hay reporte del doble ataque, pero hay dos versiones sobre el mismo. Unos dicen que el menor está de vacaciones en Yucatán, entró a la jaula, jugó con los tigres, se tomó una selfi y cuando les dio la espalda para salir fue mordido en la cabeza; otros afirman que limpiaba la jaula cuando fue atacado.

Lozano Tamez es oriundo de Monterrey, Nuevo León; vecino de Mérida, propietario de Remuvik Center, empresa distribuidora de productos para bajar de peso, y lleva una vida de lujos y excentricidades.

Su rancho, de dos hectáreas, alberga animales exóticos, entre ellos los dos tigres —uno blanco y uno amarillo— que Lozano Tamez tiene desde cachorros.

Aunque al principio se informó que el menor era el más grave, anteanoche lunes se reportó que Lozano Tamez es el más lesionado y llegó inconsciente a la clínica privada Star Médica, en Altabrisa, Mérida.

Padre e hijo están en terapia intensiva; el primero está en coma y tiene muerte cerebral, se reportó.

La familia de Lozano Tamez ya llegó a Mérida, procedente de Monterrey.

El regiomontano, se averiguó, tiene una finca en Temozón Norte, comisaría de Mérida, donde posee más animales salvajes.

En su rancho de Baca, además de los tigres, hay una jaula con monos, y caballerizas recién construidas.

La jaula de los tigres es bastante grande, tiene un lago artificial para los felinos y una “trampa” para que los empleados les den comida y hagan la limpieza.

Hasta hace unos meses no contaba con la doble cerca, que debe estar ubicada a un metro de la jaula, para prevenir que los felinos lesionen a alguna persona que estire la mano desde afuera.

“Alguna recomendación de la autoridad ambiental no siguieron sus propietarios y sucedieron los hechos que ya se conocen”, dijo una fuente consultada.