MÉRIDA, Yucatán, miércoles 21/11/18.- El escritor mexicano León Zubieta presenta una historia en la que se entrelazan lo normal y paranormal y pregunta si el cuerpo humano es un deshuesadero para dar vida a otros.

El escritor mexicano León Zubieta presenta su primera novela titulada Muerte a plazos, en la que narra la historia de Alberto, un estudiante del Instituto Tecnológico que fallece en un hospital después de sufrir un accidente.

Antes que la conciencia de Alberto se desprenda y siga su camino al más allá, algunos de sus órganos son trasplantados a tres receptores, ahora el protagonista tendrá que esperar a que ellos fallezcan para finalizar su proceso de muerte, por eso la novela se llama Muerte a plazos”, explica.

Recién desempacado de España, donde editó el libro y presentó el 1 de octubre en Madrid, el 10 en Almería y el 13 en Barcelona, el autor de los cuentos cortos ¿Y las palomitas?, La presa y Hado rojo, revela que la idea de la novela surgió hace como 30 años “cuando vi una entrevista por televisión sobre el primer receptor exitoso de corazón en México”.

Cuando le preguntaron al receptor si había alguna diferencia en su vida a partir de haber recibido el corazón y contestó que ´sí´, que de hecho tenía sueños que no eran de él, lo que dijo realmente me intrigó y marcó un punto crucial en mi vida que me llevó a buscar alguna explicación sobre su respuesta”, dice.

León Zubieta, originario de Guadalajara y autor de más de 20 cuentos cortos, admite que después de consultar e investigar se dio cuenta que ese fenómeno de sentir pasajes extraños en la vida de un receptor de órganos es “bastante común”.

El hecho de que el receptor tenga cambios en su personalidad que se ajustan como si se mezclara con la de la persona que donó el corazón o cualquier otro órgano ha sido estudiado por los médicos y hay explicaciones que indican que posiblemente se trate de una memoria celular en los órganos, entonces, lo que hice para escribir Muerte a plazos fue tomar algunas ideas del budismo”, precisa.

En la obra de corte paranormal, el protagonista muere en un accidente y se trasplantan algunos de sus órganos en tres receptores, “pero parte de su conciencia queda atorada en tres personajes de la novela y Alberto tiene que esperar a que fallezcan para terminar de morir”.

León Zubieta aborda el tema de la donación de órganos como un pretexto para hablar de cosas actuales en México, “como la violencia, el mercado negro de tráfico de órganos y la corrupción en los altos niveles de la política y grupos empresariales”.

Entonces, de casualidad los receptores de los órganos de Alberto son tres personajes que están íntimamente ligados en esos puntos de poder.

Para el autor de El inmortal, Tres historias objetables, El festejo, Gnomos, Cuentero y El prendedor de Makech, el tema es muy interesante porque puede crear conciencia sobre el tráfico de órganos, la donación “o incluso, fomentar lo contrario”.

El escritor mexicano admite que en su obra que entreteje lo normal con lo paranormal es un poco maliciosa, “porque critico a esa aparte de la sociedad moderna que tiene una postura muy pretenciosa que se pone en la cúspide del conocimiento universal y también sobre algunas personas que tienen que ver con la medicina”.

En Muerte a plazos, el autor expresa una idea que acabaría con los grandes poderes comerciales, como farmacéuticas y biomédicas, “porque siempre he pensado que las personas deben ser responsable de su propia salud y no deben esperanzarse con la llegada de un salvador externo para que le resuelva la vida con milagros tecnológicos o espirituales”.

En Muerte a plazos, León Zubieta hace críticas y deja dudas: “¿será realmente que los humanos somos costales de órganos? Cuando morimos, ¿esos órganos pueden servir como reemplazo a otros cuerpos como si fuéramos máquinas que nos usan como deshuesaderos para darle vida a otros?”.

Admite que la idea “en cierta manera no es muy lógica”, pero desde su punto de vista sí es altruista salvar vidas a través de la donación de órganos, “tiene su lado humano, pero en mi libro eso también lo pongo en duda”.

Legón Zubieta cree que las novelas la ficción genera vehículos muy interesantes para que los lectores piensen y amplíen sus horizontes, “deseo que en Muerte a plazos saquen sus propias conclusiones, ya que no estoy a favor ni en contra de algo, nada más cuestiono cosas que me parecen arrogantes en la sociedad”.

El libro lo escribió pensando en los jóvenes y adultos jóvenes, “pero puede ser entretenido para personas mayores, no recomendaría la lectura para menores de 16 años, porque se requieren tener cierta madurez”.

Sí hay violencia, pero no recurro al recurso amarillista de usar la violencia per se, la trabajo de una manera muy estética, por ejemplo, hay escenas violentas, pero no pongo que se salió la cabeza o algo así, ya que no tiene caso”, asegura el autor, quien desde hace 16 años vive en la Riviera Maya.

La manera y la estructura en las escribió Muerte a plazos la hizo “pesando en que la gente dispone de poco tiempo para dedicarlo a la lectura, vivimos en un mundo apresurado, no sé por qué, ni para qué, pero estamos acelerados queriendo cambiar de canal a cada rato”.

León Zubieta explica que la novela tiene un lenguaje claro, directo y simple, a pesar de que los temas que aborda son muy profundos, “uso palabras fáciles de entender para que los lectores disfruten a pequeños pedacitos una comida grande, ya que Muerte a plazos son casi 100 mil palabras dividas en 60 partes que serán fáciles de digerir”.

El escritor mexicano, quien está feliz con su primera novela, trata de promover su obra de una forma especial: “ofrezco la descarga gratuita de la versión electrónica desde mi sitio web www.leonzubieta.com, espero que la compartan y la lean”.

Es un regalo, pues mi deseo es que la novela llegue a la mayor cantidad posible de ojos y que la gente conozca mi estilo”, precisa el autor, quien vivió dos años en Mérida, “pero soy de pies muy inquietos y brinco de un lado a otro, por eso fui a España a editar mi libro”.

MARTHA LÓPEZ HUAN