MÉRIDA, Yucatán, domingo 23/12/18.- Un grupo de vecinos de la colonia La Guadalupana se convirtieron en héroes al salvar la vida de una jovencita con parálisis cerebral y de su sobrinito enfermo de asma, cuando repentinamente su humilde casa se empezó a incendiar ayer sábado al mediodía, mientras la propietaria de la casa veía impotente como las llamas acaban con parte de su patrimonio.

Eran poco antes de las 12:00 horas cuando la señora Lizeth Puga Díaz, al estar revisando sus medicamentos para atender su enfermedad de hipertensión se dio cuenta que el fuego estaba entrando a su casa y en lo primero que pensó fue en salvar la vida de su hija y la de su nieto, por lo que pidió la ayuda de vecinos y de otra de sus hijas mayor.

“Un vecino prendió la lumbre para quemar su basura y alguna chispa brincó en lo que viene siendo la cocinita donde también mi esposo, quien trabaja de electricista, guardaba sus herramientas y algunas cosas que le dieron a reparar; todo se perdió, los vidrios de las ventanas se quebraron y el humo empezó a entrar a los cuartos en donde dormimos; toda la casa apesta a humo, no podemos quedarnos aquí y menos con mis hijos enfermos, necesitamos ayuda”, señaló la señora Lizeth Puga Díaz, dueña de la casa ubicado en la calle 187-1 número 90 por 58 y 60 de la colonia La Guadalupana.

Hubo pánico entre vecinos porque temían que el tanque de gas explotara, ya que el fuego se salió de control y movilizó a hombres que heroicamente acarrearon agua en cubetas para ayudar a sofocar el siniestro.

“Los vecinos me hicieron el favor, estoy muy agradecida con ellos, todos vinieron porque el fuego ya había agarrado fuerza inmensamente, horrible, yo creí que me quedaría sin casita, afortunadamente ya habíamos sacado a mis hijos, yo vi que empezó a entrar la llamarada cuando estaba revisando los medicamentos porque yo sufro de hipertensión, mi esposo es diabético y cuando quise salir esto agarró más fuerza y mis vecinos rápidamente estaban aventando agua con cubetas”, dijo la afectada.

El señor de la casa tenía algunos aparatos que repararía, pero ahora tendrán seguramente que pagarlos, admite la infortunada mujer.

“Todos los trabajos que le habían encomendado a mi esposo vamos a tener que pagarlos, pero no tenemos dinero, estamos en una condición crítica, pero gracias a Dios que la familia está bien, porque si el tanque hubiera explotado habríamos perjudicado a otras casas y eso es lo que temían los vecinos; mi esposo andaba trabajando y le llamamos por teléfono y vino rápidamente; ahora con mi hija Cecilia, de 25 años, con parálisis cerebral, y mi nieto con asma no vamos a poder dormir aquí, la casa está llena de humo y apesta”, dijo la señora Lizeth.

Ya cuando la situación estaba casi controlada por los vecinos, que incansablemente acarreaban agua y otros desde sus azoteas de viviendas contiguas la lanzaban también, llegaron bomberos, que finalmente lograron apagar por completo las llamas que amenazaban con propagarse a otras viviendas, mientras en las calles muchos curiosos veían lo que estaba sucediendo.