MÉRIDA, Yucatán, viernes 11/01/19.- Ante la inminente desaparición del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Judicial del Estado (STSPJEY), que penosamente representa Patricia Solís Reyes (a) “Rati”, la dirigente da sus últimas pataditas de ahogada.

“Ahora sí que ni los tremendos altares a la Santa Muerte, que tiene en su casa y en sus negocios, la salvará”, afirma un trabajador sindicalizado con ella, quien dijo que todo es un desastre en el “microbito”, como le llaman al sindicato por lo sucio y chiquitito.

Sucio porque la actual directiva está integrada de un grupito de “refugiadas”, entre las cuales, la peor es Elma Ruby González Sosa, que durante muchos años estuvo sin mover un dedo en un puesto en el que, según afirman sus compañeros, “solo iba a calentar silla y pajarear con los vigilantes”.

“Cuando por fin la pasaron a un puesto en el que verdaderamente iba a trabajar, salió huyendo y le pidió a “Rati” que le diera una licencia sindical con goce de sueldo, pues la susodicha huye del trabajo y desconoce lo que es ganar el dinero con el sudor de su frente, dado que “siempre quiere hacer sólo lo fácil””, precisó el entrevistado.

Como en ese entonces renunció la mayoría de los integrantes de la directiva del sindicato -debido a que la seudo líder sindical se negó rotundamente a rendir cuentas y porque los presionaba para que fueran sus prestanombres- pues le cayó como anillo al dedo, dado que nadie quería salir de licencia con “Rati”.

Sin embargo, en la actualidad a la tal Ruby González se le ve pasear en centros comerciales, casinos, mercados, etc., en horario laboral y después de meses de licencia no ha hecho absolutamente nada a favor de los trabajadores que supuestamente representa.

Bueno, ni su nombramiento es legal, puesto que el mismo no se le asignó conforme a los estatutos del sindicato, por lo que los trabajadores no se explican qué esperan los jefes para regresarla a trabajar, pero a trabajar de verdad “no a calentar silla”.

Y como bien dicen sus compañeros, “si no quiere, pues que renuncie, pues están terribles los despidos en otras dependencias y hay mucha gente que necesita el trabajo”.

Otra de las “adquisiciones” de “Rati” fue Esmeralda Negrón, quien salió huyendo del acoso laboral y maltrato por parte de conocida juez mercantil conflictiva, agresiva, hostigadora y, según afirman, bipolar.

Lo más gracioso, dicen sus compañeros, es que se fue con otra persona igual o peor.

Para poder aceptarla en su directiva, “Rati” le puso como condición que el papá de “Esmeralda”, quien es un reconocido pediatra, diera “ofertones” en sus consultas, de modo que Esme no tuvo más remedio que acceder y vergonzosamente pasó “la directiva” del sindicato a los juzgados penales a decir que “el nuevo logro sindical” eran las ofertas en la consulta con el papá de Esmeralda.

En segundo lugar, Patricia Solís es el hazmerreír en todos los edificios del Poder Judicial, pues sus compañeros ya se dieron cuenta que durante todo el año no hace nada, se la pasa tomando aguas frescas en Plaza Dorada y comiendo pizza de pastor con queso en compañía de su “flamante” directiva, con el dinero de las cuotas y deja que el otro sindicato –el de Renán Marcelino Puc Chi, el cual sí tiene agrupada a la gran mayoría de los trabajadores, pero que también no canta mal las rancheras- “haga todo el trabajo” y luego presenta dos o tres oficios pidiendo aumento, se toma una o dos fotos, da una que otra entrevista y ya con esto “ya tramitó el aumento”.

Cabe destacar que en una de sus entrevistas, conocido reportero le dijo “disculpe, es que cada año dice lo mismo”, y enseguida se escucharon las carcajadas, lo que desató la ira de Patricia Solís, quien tuvo un intercambio de palabras con el comunicador.

Por lo pronto, la mayor queja de los empleados del Poder Judicial es la siguiente: “Es terrible que se paguen cuatro licencias con goce de sueldo a ese sindicato, que no representa ni al dos por ciento de los trabajadores, mejor que con ese dinero compren papel higiénico y jabón para los baños que tanta falta nos hacen”.

En doce años Patricia Solís no ha logrado ni un solo beneficio para sus agremiados, pero, eso sí, puntualmente cada mes deja en ceros la caja del sindicato que representa.

No hay que olvidar su complicidad con el conocido “tesorero romántico”, José Antonio Benítez Aguilar, que ha sido su par en todas sus fechorías.