MÉRIDA, Yucatán, viernes 15/02/19.- Mientras el CEN del PRI se demora en emitir la convocatoria, ahora resulta que Víctor Cervera Hernández le da por querer ser presidente estatal del tricolor, algo que suena a ”lo merezco sólo por el nombre y el apellido”.

Algo parecido sucedió con su hermano Felipe, el ahora diputado por azares del destino, cuando quiso ser el candidato a gobernador, pero ni para ganar el Distrito VII local le alcanzó, porque obtuvo el triunfo en un oscuro acuerdo con el PAN.

El único cargo del hijo del extinto Víctor Cervera Pacheco en la administración pública fue el de secretario de fomento económico, que le dio su pariente Ivonne Ortega Pacheco, cuando fue gobernadora.

Este sujeto se une a la lista que integran Francisco Torres Rivas, Juan José Canul Pérez, Adolfo Calderón Sabido, ex alcalde de Tixkokob, Walter Salazar Cano; Diego Lugo Interián, alcalde de Sucilá; Eloy Quiroz Ávila, ex director del Sicey, y Francisco Medina Sulub.

Comparado con “Panchito” o con Memo Canul, a Víctor le hace falta mucha experiencia política, que no da el apellido o ser hijo de un ex gobernador, sino que la dan el trabajo diario, las batallas políticas, el encuentro con la gente y con los actores políticos, entre otras cosas.

En fin, el PRI está tan mal que ya cualquiera se siente capaz de dirigirlo, lo que es una grave afrenta para el mundo de la política en Yucatán, pues es la segunda fuerza y debe tener a alguien serio para llevar las riendas del tricolor.

Hasta ahora los priistas han tenido suerte porque “Lechitas” (Joaquín Díaz Mena) sigue en el limbo político y su figura seguirá igual de enana o como diría el cosaco de Hopelchén, Campeche, Aldo Díaz Novelo, es pueblerino.

Pero como la política es sucia, más sucia que la conciencia de los políticos, todo puede pasar y este sujeto llamado como su padre podría resultar electo como alternativa al pleito entre las tribus tricolores, aunque no es lo adecuado ni lo más sensato.