MÉRIDA, Yucatán, viernes 07/06/19.- Aunque los medios de comunicación ni las autoridades lo hagan público, al día se cometen entre uno y tres abusos sexuales en contra de niños menos de 10 en Yucatán, afirmó la Unidad Universitaria de Clínica e Investigación Victimológica (Univict) de la UADY.

Los mayores casos de abusos lo sufren niños de entre cinco y 10 años y el 80 por ciento de los casos las agresiones las sufren las niñas de parte de hombres adultos cercanos al entorno en el que se desenvuelven, afirmó Reyna Faridé Peña Castillo, representante de la Univict.

“Con bases nacionales y del observatorio estatal podemos decir que aquí en la región estamos en promedio entre uno y tres delitos sexuales diarios, es difícil dar cifras más precisas, pero en el análisis estadístico tenemos que es una situación generalizada que ocurre tanto en la ciudad como en zonas rurales”, indicó.

Debido a los altos índices de delitos sexuales, Yucatán se encuentra en “focos rojos”, de modo que las autoridades ya diseñan estrategias de prevención y atención a víctimas de estas agresiones, aseguró la especialista.

“Es necesaria y urgente la atención a menores porque si no cuenten con ayuda profesional pueden caer en grave depresión y atentar contra su vida, por eso la importancia de estos programas para la prevención de abusos en niños como el ‘De boca en boca’ o ‘A mi cuerpo nadie lo toca’, mediante los cuales personal capacitado visita las comunidades”, aseguró.

Uno de estos programas para prevenir el abuso sexual en niños es el que se ha denominado “De boca en boca, a mi cuerpo nadie lo toca”, con el que se visitan comunidades en la periferia.

Se inició en Yaxcabá con apoyo de la Fundación Kellogg, de la Uady y de la Secretaría de Educación Pública para tener un acercamiento a las escuelas, con los niños y las niñas, y trabajar con ellos de manera preventiva para evitar el abuso -detalló Peña Castillo, quien recalcó que la estrategia consiste en atacar el principal elemento de vulnerabilidad de los menores que es la desinformación y también en desarrollar habilidades para que detecten elementos de riesgo.

Peña Castillo dijo que la estrategia consiste en atacar el principal problema al que se enfrentan los menores que es la desinformación y apoyarlos para que desarrollen habilidades para que puedan detectar cuando estén en riesgo.

“Los pequeños deben entender que hay cosas que no pueden callar, aunque un adulto así se los pida”, afirmó.

La también jefa de la Unidad de Posgrado e Investigación de la Facultad de Psicología agregó que además de que se da tratamiento durante un año a año y medio a los menores que han sido víctimas de violencia sexual, también se trabaja con agresores que están en el Centro de Readaptación Social.